Mateo 19, 23-30 

"Lo hemos dejado todo y te hemos seguido"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Cuando se retira el joven rico nos muestra Jesús los peligros de las riquezas. Y se sirve para 
ello de la comparación del camello.
1) Algunos dicen que se refiere a una soga (en vez del camello), a la que será difícil hacerla pasar
por el ojo de una aguja.
2) Otros dicen que se refiere al camello y que lo del "ojo de la aguja" se refiere a una puerta muy
estrecha de entrada a Jerusalén, por la que le sería imposible entrar a un camello.
Las dos interpretaciones entrañan las mismas dificultades para el que pretende entrar en el Reino
de los Cielos sin renunciar a las riquezas. 
No entienden los Apóstoles este lenguaje de Jesús. Pedro, en nombre de todos, recuerda a Jesús
que la "ley del comercio" pone un precio a todo trabajo concreto (desprendimiento). Y pregunta:
"¿Qué nos va a tocar a nosotros que lo hemos dejado todo por seguirte?" Ciegos por la recompensa,
que creen se les debe), no ven, no son capaces de descubrir la gratuidad del don del Reino.
Jesús, sin eludir la pregunta, les marca las exigencias del discípulo. "La promesa del reino -dice-
sólo la alcanzará aquél que acepte su proyecto de vida y obre en consecuencia."
Es verdad que el encuentro con Jesús les ha llevado a los discípulos a desprenderse de todo bien
humano: casa, padres, hermanos, esposa, hijos, tierras, etc. Pero siguen actuando con criterios
comerciales de lucro y ganancia, propios de la sociedad de comercio y de consumo.
Jesús les exige el cambio, la conversión, que trasciende de estos criterios puramente materiales
para poder descubrir el don gratuito de la salvación (que sería el premio). Así, lo dejan todo para
recibirlo todo según la promesa del Padre. Sólo entonces podrá actuar en ellos. Y en nosotros, si
nos convertimos. Vuelve a insistir Jesús en la dificultad, que tiene el rico de fortuna en la tierra, para
seguirle. El mismo se está cerrando, con esa actitud de no renunciar, las puertas del Cielo.