Mateo 22, 34-40 

"Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

- La escena de hoy está en íntima relación con las controversias sobre el tributo al César y la
resurrección. Mateo pone la pregunta, "hecha con mala idea," en boca de un jurista, miembro del
partido de los fariseos.


- En su respuesta se sirve Jesús del Deuteronomio 6, 5: "Amarás a tu Dios con todo tu corazón, 
con toda tu alma, con toda tu mente" (el Deuteronomio dice "con todas tus fuerzas").
A continuación y partiendo del Levítico 19, 18, agrega Jesús otra exigencia esencial en el amor, que 
El quiere: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."


- Con esta respuesta une Jesús indisolublemente el amor de Dios con el amor del prójimo.
Su originalidad está en la equiparación de ambos mandamientos, de los que hace UNO SOLO.
- Así coloca Jesús a sus adversarios frente a dos personas: Dios y el prójimo. Salta a la vista la 
mala actuación de los dirigentes religiosos judíos incapaces de ser fieles a Dios y al hombre,
incapaces de crear una sociedad justa, partiendo de esa doble fidelidad.


- La Ley, para Jesús, es como un todo que depende de esa doble fidelidad. Y es ésta la parspectiva 
esencial para toda interpretación. Sin ella no es posible observar "la Ley y los Profetas".


- La solución de esta controversia nos remite a cada uno a una respuesta religiosa profunda. Amor 
de Dios y amor al prójimo, concentrado en la persona de Jesús, NOS COLOCA A CADA UNO
DE NOSOTROS FRENTE A DIOS Y A NUESTROS SEMEJANTES y pone a prueba nuestra 
autenticidad religiosa Y siempre, desde nuestra libertad, nos corresponde dar una respuesta 
adecuada a Dios con estos dos mandamientos hasta tal punto semejantes e inseparables, que El, 
Cristo, Dios, LOS HACE UNO.