Mateo 23, 23-26 

Lo que tenéis que predicar: el derecho, la compasión, la sinceridad.

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Para Jesús, la palabra hipócrita designa a la persona, que se burla de las cosas de Dios y siembra
el desprestigio sobre las mismas. Y, aunque no todos los fariseos eran hipócritas, Jesús ataca a la
Institución como árbol malo. Formaban un grupo, que se creían mejores y superiores al resto.
Jesús desenmascara a los fariseos haciéndoles ver su actitud nefasta contraponiendo lo mayor a lo
menor, lo interior a lo exterior. Y les señala los tres valores supremos de la Ley en su dimensión 
social: 1) Juicio justo, e.d., observancia del derecho y la justicia en las relaciones humanas.
2) Misericordia, e.d., amor al prójimo.
3) Buena fe, e.d., fidelidad sincera y leal, que nos permite convivir en un clima de confianza.
Resumiendo: justicia, buen corazón y lealtad.
Les reprocha después a quienes evitan sorberse un mosquito y se tragan un camello. Esta
ironía nos recuerda la Ley, que prohíbe comer animales impuros.
Finalmente, les acusa de falta de coherencia, porque dan la importancia máxima a purificaciones
exteriores y apariencia de virtud por fuera, y no cultivan la pureza y la virtud sincera por dentro.
La Ley, nos dice Jesús, como Ley de vida, debe estar en el centro del corazón. Desde luego,
que entre lo externo y lo que hay en el centro del corazón debe reinar la coherencia. Descubrimos
así que el Dios de Jesús no es el tirano de las Leyes sino el Padre lleno de misericordia.
Que las palabras de Jesús nos ayuden hoy a una mirada profunda de nuestro corazón para
descubrir cómo usamos el nombre de Dios, el culto, los sacramentos, la Biblia. Y una pregunta:
¿Los manipulamos, los secuestramos a favor de nuestro egoísmo?