Marcos 7, 31-37 

"Hace oír a los sordos y hablar a los mudos"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Cuantos hemos crecido en el ámbito de una cultura cristiana conocemos la imagen de un Jesús
del Evangelio, que se dirige a un sordomdo y le dice "éfeta" (que significa "ábrete").
Cuando Jesús habló de la compasión, no empezó dándonos su definición, sino -como nos relata el
Evangelio de hoy- devolvió la voz a aquel hombre, que no podía oír ni hablar. El lenguaje es el vínculo
esencial de relación entre las personas. De ahí que una persona, sorda y muda, esté marginada de la
sociedad. Al restituirla Jesús la capacidad de oír y hablar, la reintegra en la sociedad.
Para la mentalidad de la época, la sordera y la mudez (parece que de nacimiento) son enfermedades
consideradas como castigo divino. Quien las padece, es considerado, o pecador, o hijo de pecadores.
Jesús, al abrir los oídos y soltar la lengua del sordomudo, le devuelve la salud. Deja así de ser
enfermo. Pero deja también de ser un marginado al reintegrarlo a la vida social y recuperar sus
derechos religiosos.
La comunidad cristiana debe ser solidaria y abierta a la palabra de Dios con quienes sufren en la
sociedad en cuerpo y alma. Hambre y enfermedad, marginación y explotación, etc. son incompatibles
con la voluntad de vida, que nos viene de Dios. El ejemplo de vida lo tenemos en Jesús: Siempre
hizo el bien; a todos hizo el bien; todo lo hizo bien.
Nuestro COMPROMISO DE HOY: Hay que buscar hacer el bien siempre, aun arriesgando la vida. Lo
que importa es el bien del otro. Necesario resulta entonces luchar contra la corrupción, arriesgarse,
aceptar incluso pasar por molestos ante los demás, que obran sin responsabilidad.
Entre nosotros hacer las cosas mal es como una enfermedad endémica y revela el mal estado
de la sociedad, la falta de respeto al otro y el egoísmo descarado. Los discípulos tienen en Jesús un
modelo: TODO LO HIZO BIEN. El es también el camino a seguir buscando apasionadamente hacer
el bien a todos. Terminamos esta reflexión volviendo los ojos hacia nosotros y preguntándonos: 
¿Cómo hacemos las cosas? ¿Qué es lo que nos mueve fundamentalmente en la vida en
relación con los demás?