Lucas 7, 36-50 

"Al que poco se le perdona, poco ama"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

1) La actitud de Simón, como fariseo, que invita a Jesús a un banquete, Piensa así: "El mundo se 
divide en buenos y malos; los buenos cumplen la Ley, los malos la transgreden. Dios ama a los
buenos y no quiere a los malos". Dios se aparta de los pecadores Y Simón ve que Jesús no.
2) La pecadora, que no ha sido invitada por Simón al banquete, se acerca a Jesús ("ha descubierto
quién es") y le ofrece lo que tiene: perfume (que utiliza para su trabajo), lágrimas y besos.
3) Jesús piensa distinto: "Sólo Dios es bueno y no hace distinción entre buenos y malos. Lo que
quiere es perdonar a todos. No pesa en una balanza nuestras acciones buenas y malas para ver cuál
tiene mayor peso...". Jesús olvida nuestros pecados si llegamos al amor verdadero.
Simón no había acogido a Jesús con la cordialidad judía requerida: p.e., no le había ofrecido agua 
para lavarse los pies. Mientras tanto, Jesús, recostado sobre los sofás en torno a la mesa, espera a
María, la pecadora, que se pasa con él, Siente cómo le ama: con el perfume, con las lágrimas, con
los besos. Y Jesús la perdona todos sus pecados, porque ha amado mucho.
Jesús no pierde el tiempo averiguando cuál de los dos, amor y perdón, es el primero. Amor y perdón
caminan juntos. Pero sí nos explica las dos formas de religión: 
- la de Simón: pura contabilidad. Dios anota las obras buenas y malas. Premia al que tenga más
en el haber;
- la de Jesús: se fija sólo en la calidad del amor y la confianza. Amamos en la medida que 
reconocemos todo lo que Dios no ha perdonado.
Jesús interpreta la actitud de la pecadora como un efecto de su amor gratuito por haber sido
comprendida y perdonada. Nos da más luz Jesús con el relato de la parábola de los dos deudores
insolventes: "Amará más aquél a quien se le haya perdonado una deuda mayor". Y Jesús ha venido
a ofrecer el perdón a todos los insolventes de la tierra. Su mirada no es superficial, nos llega al 
corazón y nos transforma como a María, la pecadora.