Lucas 8, 4-15 

"Salió el sembrador a sembrar"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Jesús les hablaba en parábolas para provocar en ellos/as:
- actitud inquieta de búsqueda, activando todos sus sentidos;
- para advertir a sus discípulos sobre la necesidad de estar atentos para entender las parábolas.
Nos ayuda esta parábola del Sembrador a comprender lo que pasa en torno a Jesús:
- Muchos comienzan con entusiasmo. Y, después de un tiempo, se alejan.
- Sólo unos pocos perseveran hasta el fin y se preguntan: ¿Cómo va a llegar el Reino de Dios, si
nadie le presta interés?
La parábola nos lo dice claramente: el Reino de Dios puede ser discutido o ignorado por algunos y
aceptado por otros. Depende de la actitud de los oyentes.
Se presentan cuatro casos: en los tres primeros, la palabra no es acogida, y la semilla se pierde; en
el cuarto, se nos habla de una buena cosecha, variable según la entrega.
La predicación de Jesús, buena semilla y Palabra del Padre, no es aceptada por los duros de
corazón, por aquellos que hablan de una manera y viven de otra: serían los fariseos.
También en nosotros se da este peligro, cuando recibimos la semilla y no la dejamos germinar.
El discípulo de Jesús recibe esta semilla, la cultiva en la vida para que germine, crezca y dé fruto,
venciendo los obstáculos del camino, de las prisas, de la desidia, piedras, cardos y espinas.
¿Que cómo se hace?
-Traduciendo el Reino de amor en gestos de solidaridad.
- Sabiendo que la fuerza del mensaje está en Dios. Si lo acogemos con gozo, se convierte en el pan
de cada día. Aterricemos en lo concreto:
- Siendo nuestra vida coherente con la Palabra, viviremos en la libertad de los hijos de Dios.
- Haciendo firme nuestra adhesión a Jesús, entenderemos el Proyecto Salvífico de Dios y
caminaremos construyendo la Nueva Humanidad.
- Y descubriremos esta adhesión como un don de Dios, que continúa manifestándose a los humildes
y sencillos, como siempre lo hizo.