Juan 6, 60-69 

"¿A quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna."

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

¿Realmente debemos andar `por la vida "a medias tintas"? Con frecuencia nuestra vida es:
-ni blanca ni negra (gris);
-ni fría ni caliente (tibia);
-ni "chicha ni limoná", como decimos ahora (ambigua);
-ni brillante ni oscura (rutinaria);
-nos dejamos llevar, arrastrados por la corriente, pues no tenemos ni eje ni dirección;
-vivimos con miedo a pararnos para descubrir (examinar) quiénes somos;
-conjungando todo para hacer compatible el "servir a dos señores" sin optar por uno de los dos.
Jesús nos pone ante el dilema:
-sólo hay un camino verdadero y una palabra de Vida y un proyecto que engendra vida;
-sólo Dios nos da el Pan de Vida; comiéndolo, luchamos por un futuro nuevo y mejor.


La opción consiste entonces en:
-elegir el Pan, que da Vida (proyecto de hombre orientado hacia el amor/entrega y
-el proyecto personal y egoísta, que nos hemos inventado cada uno de nosotros para 
"vivir para sí", aun a costa de la vida de los demás.


No merece la pena que andemos jugando al escondite con las decisiones serias, que hay
que tomar en la vida. Por eso Jesús nos pregunta a nosotros: "¿También vosotros queréis
marcharos?"


Hay que decidirse a favor o en contra. Mientras la carne vaya de la mano del espíritu,
el ser humano estará dispuesto a hacer nuevas todas las cosas. Pero, cuando la carne se suelta
de la mano del espíritu, como les pasó a los discípulos, terminan por abandonar a Jesús. Por
eso, es necesario elegir entre una vida superficial o una vida de calidad. Eligen bien los que 
descubren que Jesús tiene la clave de la vida ("¿a quién vamos a ir?"). El mismo Jesús, 
que dice: "Yo soy el Pan de la Vida", dice también: "Tuve hambre y me disteis de comer". 
CONCLUSION: Si hacemos una misma mesa, seremos de veras COMENSALES DE DIOS.