Juan 14, 7-14

 "Lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Nos describe Juan el diálogo entre Jesús y Felipe. En verdad les costó a los Apóstoles conocer
a Jesús. Tienen que recorrer un camino de búsqueda, entendimiento y asimilación de la propuesta
de Jesús. Es lo que se ve en Felipe. Jesús les corrige:
-los errores,
-las falsas apreciaciones,
-las faltas de comprensión.
Felipe sólo ve en Jesús un emisario/embajador del Padre. Jesús le muestra claramente su
identidad con el Padre.
Jesús insiste a los Apóstoles en la necesidad de que reconozcan en él al Padre. Por eso,
ante la petición de Felipe: "Señor, muéstranos al Padre", responde Jesús con otra pregunta:
"Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?" El conocimiento, que pide
Jesús, es más profundo que la mirada superficial o la imagen física. Necesario pasar del
pensamiento lógico, racional y frío a otros, abiertos a la realidad interior. Sólo así podrá captarse
al Dios, que se revela en Jesús, y cómo el cuerpo de Jesús se hace sacramento. Es la mirada,
que pide Jesús.
Se necesita una disposición mental, afectiva y espiritual, que involucre todos los valores de la
persona, incluidas su corporeidad, afectividad, sensibilidad, cultura, etc. Para aceptar a Jesús
como sacramento del Padre, la fe en Dios presupone una mentalidad totalizadora, que supere,
de una vez, nuestra dualidad primera cuerpo/espíritu.
Nos educaron en esa dualidad. De ahí hemos creado campos en los que prima lo espiritual
sobre lo material, que ha quedado satanizado. De esta manera, se demoniza el cuerpo,
que se convierte en motivo de discriminación y rechazo. Y se termina negando la cultura.
Jesús se nos muestra como mediador a través de sus obras. Incluye así una valoración del 
cuerpo, como lugar teológico: -en el que se descubre a Dios;
-desde el que se dialoga con Dios;
-desde donde es posible participar y contribuir activamente
en la construcción de una nueva sociedad.