Mateo 23, 13-22 

"¡Ay de vosotros, guías ciegos!"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

En el capítulo 23 recoge Mateo las denuncias y críticas proféticas, que hace Jesús contra los
fariseos, que se autoproclaman dirigentes del pueblo. Su mayor pecado, la ceguera: ciegos, que 
guían a ciegos. El batacazo, naturalmente, es total.


Recordemos que el Reino de los Cielos se identifica con el Reino de Dios. Y que los fariseos, 
maestros de la Ley, con su ceguera, impiden el conocimiento de Dios y el camino en libertad, 
propio de los hijos de Dios.


Desgraciadamente, en nuestra Iglesia sólo nos hicieron llegar enseñanzas morales, casi siempre
prohibitivas. Así nuestra fe no pudo hacerse adulta, ya que el contacto con la Palabra de Dios era 
exclusivo del Clero, que estaba casi siempre distante y cerrado al pueblo. Por eso, no la hicimos 
creíble con nuestro testimonio infantil. Los valores, que nos infundieron, nos ahogaron por dentro.
Fueron éstos:
-temor al castigo divino,
-obediencia pasiva a los Pastores,
-ausencia de todo espíritu crítico.
Jesús llama a los fariseos hipócritas, porque:
-aparecen lo que no son,
-se burlan de las cosas de Dios y las desprestigian.
Jesús mira con recelo también a las instituciones que, nacidas desde los cultos y poderosos, 
intentan guiar a los demás, conducir a la propia Iglesia sin haberse hecho antes pobres y libres 
de espíritu.


En nuestra vida de entrega a los demás no estamos exentos de sembrar el propio desprestigio 
de Dios, si no somos coherentes con nuestra propia vida. Es necesario recordar que en nuestra 
vivencia y transmisión de la fe no debe primar, como en los fariseos, ni el orgullo ni el amor al dinero.
RESUMIENDO: -El que "sabe" (se cree sabio), no da a Dios la llave de su mente.
-El que "se aparta" de pecadores y humildes (por temor a mancharse) se aparta 
de la misericordia de Dios y del mismo Dios.


Todo el texto nos expresa con claridad la situación, que vive la comunidad cristiana, cuando se 
redacta este evangelio, en contraste con la sinagoga. Vemos también cómo se van multiplicando las
dificultades de convivencia de la nueva religión con la comunidad judía. Como ejemplo para la acción,
apela Mateo al testimonio existencial de Jesús y les recuerda a estos primeros cristianos, para 
animarlos a salir de aquella situación y resolver los conflictos permanentes con la sinagoga.