Juan 15, 9-17 

Día del Enfermo.

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

En este Tiempo Pascual nos ha ido presentando la Iglesia las apariciones de Jesús. Después nos
ha recordado los pasajes en los que se nos explica el sentido del amor, como victoria sobre la
muerte. Así hoy se nos dice: -que Dios nos ama en el mismo amor de Jesús;
-que hacer bien, como Jesús, es obra de Dios;
-que la vida de amor y entrega de Jesus es amor y entrega de Dios.
Nos invita Jesús a permanecer y estar unidos en El. Sólo así daremos fruto.
Porque: permanecer en Jesús y estar unidos a El significa dejarse poseer por Dios, que es todo
amor y entrega por nosotros. De ahí que la vida de Jesús es nuestra misma vida. Dios nos ama y
vivimos en su amor.
Necesario para ello guardar sus Mandamientos, es decir, permanecer en su amor; dejar que
recorra por todas nuestras venas el amor de Jesús y de Dios y obrar en consecuencia. Para
permanecer en esa orientación vivencialmente hay que vivir la vida de Jesús, que es entrega y
donación, hasta ser capaz -como El- de dar la vida por el amigo.
Descubriremos así: Cuando nosotros amamos, Dios está amando en nosotros. Y hacemos presente
a Dios y a Jesús en nuestra propia historia y, al mismo tiempo, ayudamos a los hombres a encontrar
su camino auténtico de seguimiento de Jesús.
Hermosa: -la dignidad: somos presencia de Dios en el mundo;
-la responsabilidad: si yo no actúo en favor del otro, Dios no actúa.
Somos, en verdad el Cuerpo de Cristo: Jesús se hace presente en el mundo mediante nuestra 
entrega. El Señor nos ha hecho saber que Dios es amor. Eso es conocerlo que, en lenguaje bíblico,
.significa amarlo. Así, quien no ama, no conoce a Dios. Ahora comprendemos mejor su mandamiento:
"Que os améis unos a otros". Y este amor consiste en. "Vivir la igualdad y practicar la justicia". Nada 
más y nada menos.
Celebra la Iglesia hoy el "Día del Enfermo". No olvidemos que es un marginado, un ser débil y
dependiente. Que, a lo más, se le compadece. Buena ocasión hoy para urgir nuestra caridad y
cercanía. No importa que sea agradable y agradecido. Lo que importa es que sufre y debe ser
para nosotros como el rostro del Señor sufriente. Nuestro compromiso: Tener un amor preferente
a los cuerpos dolientes de Cristo. Amor, que exige atención y cuidado, ayuda y respeto.
Tienen para nosotros la dignidad de Dios.