Juan 16, 20-23 

"Nadie os quitará vuestra alegría"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Día 31 de mayo. Visitación de María a Isabel (Lc 1,39-56)
Terminamos el mes de Mayo, dedicado a María. Por eso, la Iglesia nos hace este hermoso regalo
de la Fiesta de la Visitación. La Liturgia hace una pausa en su carrera final hacia la meta de
Pentecostés. Protagonistas de esta pausa: dos mujeres: María y su prima Isabel.
El comentario del Bíblico 2002 nos va a servir hoy para nuestra reflexión. Dice así: 
"El acontecimiento debió pasar completamente desapercibido para los medios de comunicación de
la época. Nada anormal el que una muchacha visitara asu prima embarazada y la acompañara en
aquellos difíciles momentos. Pero algo de Dios había en aquel hecho de encontrarse las dos primas
embarazadas. María y su prima Isabel, ojos de mujer, supieron ver lo que tantos otros no llegaron 
ni a barruntar: Dios estaba viniendo, Dios estaba preparando su tienda para hacerse uno de nosotros.
Eso significaba una verdadera revolución. No como las que hacemos los humanos en la historia
de nuestras naciones, en las que unos tiranos suceden a otros. Esta es una revolución de las de 
verdad. De las que ponen todo patas arriba. De las que rompen los esquemas establecidos. De
las que nos obligan a tomar partido. De las que dan lugar a un futuro nuevo y diferente. Es el tiempo
de los pobres, de los que no tienen nada, de los débiles, de los hambrientos. Para ellos, el poder y
la misericordia de Dios son esperanza cierta de vida plena.
Todo eso lo entendieron perfectamente María e Isabel al encontrarse y mirarse a los ojos. Por eso,
se pusieron a cantar juntas. Y anunciaron lo que sigue siendo fuente de ánimo y coraje para
innumerables cristianos en su vida diaria.
Hoy, con María e Isabel, renovamos nuestra esperanza y entonamos el Magnificat: DIOS ESTA DE 
PARTE DE LOS POBRES Y ESTA VINIENDO PARA HACER JUSTICIA,"
Y con los versos de Lope de Vega, nos recreamos en el MAGNIFICAT, que dice así:
"El Señor engrandece / mi alma, que se alegra en el Dios Santo
de mi salud, y crece / porque las vio mis humildades tanto,
que bienaventurada de todos / desde hoy más seré llamada.
El que es tan poderoso / y cuyo nombre es santo, a quien le tiene
temor, siempre piadoso, / de gente en gente a engrandecerme viene,
que al humilde aventaja / y al que es soberbio de su asiento baja.
El pobre lleno vive / del bien de quien al rico pobre envía,
su niño Isabel recibe, / y él se acordó del prometido día
a Abraham su ascendiente / y a su posteridad eternamente".
Así terminamos Mayo, el mes dedicado a María, bendita entre las mujeres.