Marcos 16, 15-20 

"Subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Como introducción a esta Festividad de la Ascensión nos viene bien recordar los versos preciosos
de Fray Luis de León: "¿Y dejas, Pastor santo, / tu grey en este valle hondo, oscuro,
con soledad y llanto; / y tú rompiendo el puro /aire, te vas al inmortal seguro?
Y estos otros de la Liturgia, que nos recuerdan la tarea-misión de los Apóstoles y la nuestra:
"Partid frente a la aurora. / Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora. / Comienza vuestra tarea."
Toca a su fin, con la Ascensión, la tarea histórica de Jesús en la tierra. Les pasa el testigo a los
Apóstoles para que continúen lo que El inició y sean testigos de su Resurrección.
De forma escueta nos describe San Marcos la Ascensión del Señor. Después de hablar a sus
amigos, asciende al cielo. Esta ausencia física del Señor a partir de ahora abre un tiempo nuevo.
Es el tiempo de la Comunidad de los Discípulos. De ahí que el Libro de los Hechos, que relata la
vida de la primera comunidad, comienza con el episodio de la Ascensión. De aquí en adelante, los
seguidores de Jesús no lo tendrán presente físicamente ni le podrán preguntar a cada momento 
lo que tienen que hacer. Tendrán que ir madurando en la fe para tomar las decisiones correctas.
El Señor les dice: "Vosotros seréis mis testigos". Es el tiempo no sólo de contar lo que vieron
sino de hacerlo. A la experiencia de Dios tienen que añadir también lucidez e inteligencia, 
pues Jesús, al ascender al cielo, confía asus discípulos la continuación de su tarea, lo que representa
un reto a la madurez de los Apóstoles.
Y los Apóstoles comienzan la "misión" inmediatamente después de la Ascensión. Proclaman el
Evangelio por todas partes. No llevan armas ni rdinero, sólo la gracia/presencia del Señor. Evangelizan
a los pobres, sanan a los enfermos, expulsan todo tipo de demonios, de mal. Recorren el mundo
llevando luz, esperanza, consuelo. Tarea gratificante como ninguna, pero exigente también como 
ninguna. Una tarea, que no van a poder terminar ellos. Tendrán que hacer llegar el testigo 
de unos a otros. Y también, claro, llega a nosotros, para seguir construyendo un mundo nuevo, mejor,
un hombre nuevo, en el que reine la justicia, el amor para todos. Recordemos las palabras de Tagore:
"Cuando el amor prepara una silla, / la prepara para todos". Y rezamos: "Tú, que por el camino
del amor, descendiste hasta nosotros, haz que nosotros, por el mismo camino, ascendamos
hasta Ti". Y con León Felipe meditamos:
"Aquí vino / y se fue. / Vino, nos marcó nuestra tarea / y se fue.
El, que lo sabe todo, / sabe que estando solos,
sin dioses, que nos miren, / trabajamos mejor.
Detrás de ti no hay nadie. Nadie, / ni un maestro, ni un amo, ni un patrón.
Pero tuyo es el tiempo. El tiempo y esa gubia / con que Dios comenzó la creación." ..