Mateo 9, 36 - 10, 8 

"Id y proclamad que el Reino de Dios está cerca"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Me sirvo en gran medida del comentario de Gustavo Gutiérrez:
"La misión de los discípulos prolonga y extiende la de Jesús: anunciar la Buena Noticia del Reino de
Dios a un pueblo agobiado por el desaliento, por el sufrimiento y por la fata de perspectivas de salvación.

1º Misión y compasión.
La compasión es un rasgo de Jesús subrayado frecuentemente por los evangelistas para caracterizar su
manera peculiar de acercarse a las personas que sufren y expresa también su actitud ante el sufrimiento
colectivo de su pueblo.
El texto, que hoy comentamos, también lo recuerda como fundamento de su práctica evangelizadora:
anuncio del Reino y curación de dolencias y enfermedades: "Al ver Jesús a las gentes, se compadecía de 
ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas como ovejas, que no tienen pastor" (Mt 9, 36).
Imposible no pensar en la situación real histórica, que vivía el pueblo, sometido a la dominación y al despojo
empobrcedor del Imperio Romano, y por eso "extenuado y abandonado... sin pastor" ni guía que le 
abriera horizontes de salvación. Compasión no es lástima y denota más que interés. Significa compartir
y hacer propios los sufrimientos y anhelos de otros. "Compadecer es solidarizarse".
Porque la tarea es urgente y vasta, Jesús convoca a los discípulos para que proclamen "que el Reino de
los Cielos está cerca" (Mt 10, 7). Desde entonces queda claro en qué consiste la vocación de todo 
discípulo: anunciar el Reino desde el compromiso cotidiano por instaurar la vida allí donde hay 
carencia de ella, donde hay marginación y domina el espíritu de la injusticia. Ante las formas actuales de
tantas y tan enormes carencias y sufrimientos, que maltratan y agobian a las personas de nuestra
sociedad, el sentido de la misión, su urgencia y amplitud permanecen: anunciar el Reino de Dios y dar
vida. Las maneras precisas y eficaces de hacerlo tienen que ser descubiertas desde las comunidades y 
desde el análisis lúcido de las circunstancias concretas. Para lo que se requeire: la oración confiada al
Padre y la entrega bañada en gratuidad.

2º Gratuidad y opción por los pobres.
Efectivamente, la salvación ha sido iniciativa totalmente gratuita del amor de Dios. Así fue también la
alianza con el pueblo de Israel. La acción liberadora de Dios hizo de Israel el pueblo de Dios.
Del mismo modo la Iglesia está llamada a ser "pueblo de Dios" y "sacramento de salvación" para toda
la humanidad. Su vocación, por provenir del amor gratuito de Dios, la saca del ensimismamiento en sus
asuntos internos; hace que se oriente más bien hacia los extenuados y abandonados de la sociedad.
Su ser Iglesia de Jesús la lleva necesariamente a una responsable opción por los pobres. En eso nos hará
ver su fidelidad a la misión evangelizadora y consoladora recibida del Señor."