Mateo 28, 16-20 

"Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra" Solemnidad de la Ascensión del Señor

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Como introducción a esta Festividad de la Ascensión nos viene bien recordar los versos preciosos de 
Fray Luis de León: "¿Y dejas, Pastor Santo, / tu grey en este valle hondo, oscuro
con soledad y llanto; / y tú rompiendo el puro aire, / te vas al inmortal seguro?"
Y estos otros de la Liturgia de las Horas, que nos recuerdan la tarea/misión de los Apóstoles y la
nuestra: "Partid frente a la aurora. / Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora. / Comienza vuestra tarea."
Toca a su fin, con la Ascensión, la tarea histórica de Jesús en la tierra. Les pasa el testigo a los
Apóstoles para que continúen lo que El inició y sean testigos de su Resurrección.
La ausencia física del Señor a partir de ahora abre un tiempo nuevo. Es el tiempo de la Comunidad
de los Discípulos. De ahí que el Libro de los Hechos, que relata la vida de la primera comunidad, 
comienza con el episodio de la Ascensión. De aquí en adelante, los seguidores de Jesús no lo tendrán
presente físicamente ni le podrán preguntar a cada momento lo que tienen que hacer. Tendrán
que ir madurando en la fe para tomar las decisiones concretas.
El Señor les dice: "Vosotros seréis mis testigos". Es el tiempo no sólo de contar lo que vieron sino
de hacerlo. A la experiencia de Dios tienen que unir también lucidez e inteligencia, pues Jesús,
al ascender al cielo, confía a sus discípulos la continuación de su tarea, lo que representa un reto a la
madurez de los Apóstoles.
Y los Apóstoles comienzan la "misión" inmediatamente después de la Ascensión. Proclaman el 
Evangelio por todas partes. No llevan armas ni dinero, sólo la gracia/presencia del Señor. Evangelizan
a los pobres, sanan a los enfermos, expulsan todo tipo de demonios, de mal. Recorren el mundo
llevando luz, esperanza, consuelo. Tarea gratificante como ninguna, pero exigente también como
ninguna.Una tarea que no van a poder terminar ellos.
Tendrán que hacer pasar el testigo de unos a otros. Y también, claro, llega a nosotros, para seguir 
construyendo un mundo nuevo, mejor, un hombre nuevo en el que reine la justicia, el amor para todos
Recordemos las palabras de Tagore: "Cuando el amor prepara una silla, la prepara para todos.".
Y rezamos: "Tú, que por el camino del amor, descendiste hasta nosotros, haz que nosotros,
por el mismo camino, ascendamos hasta Ti."
Y con León Felipe meditamos:
"Aquí vino / y se fue. / Vino, nos marcó una tarea / y se fue.
El, que lo sabe todo, / sabe que estando solos,
sin dioses que nos miren, / trabajamos mejor.
Detrás de ti no hay nadie. Nadie, / ni un maestro, ni un amo, ni un patrón.
Pero tuyo es el tiempo. El tiempo y esa gubia / con que Dios comenzó la creación."