Juan 18, 1-19, 42 

"Jesús, inclinando la cabeza, entregó el espíritu"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Hoy, Viernes Santo, contemplamos a Jesús ofreciendo su vida hasta una muerte injusta y cruel en la cruz
Así, de la celebración festiva de la Cena de ayer -Jueves santo- pasamos (casi abruptamente) a la 
oscuridad de este Viernes santo, día de la Pasión y Muerte de Cristo. Nos vendrá bien a cada uno de
nosotros aceptar la invitación, que El nos hace, siguiendo el camino de Jesús -Vía Crucis- de luchar
denodadamente contra los poderes de este mundo, que continúan la Pasión del Señor en los hermanos
más pequeños, en nuestros hermanos mayores -desgraciadamente tan marginados-, en los pobres y
excluidos del mundo entero.
"Bíblico'2001" nos resume así este misterio del Viernes Santo, que es misterio de la Cruz:
"Siempre que nos encontremos a Jesús, nos hará sentir Juan su humanidad cercana al sufrimiento 
humano y su divinidad, que convierte el sufrimiento en expresión de gloria. Con esta clave recorremos
la PASION:
* Si en Getsemaní aparece Jesús traicionado, también allí, con su palabra, echa por tierra a sus
captores, sólo diciendo: "Yo soy". (Jn 18, 6).
* Si ante Caifás lo abofetean, también reclama con dignidad su derecho: "Si he hablado mal, 
díme en qué, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?" (Jn 18, 23).
* Si Pilato lo amenaza con su poder, Jesús lo pone en su sitio recordándole que su autoridad es
prestada: "Tú no tendrías ningún poder sobre mí, si no lo hubieras recibido de lo Alto" (19, 11).
* Si lo crucifican desnudo, no deja de ser el Rey de los judíos. Tenia escrito sobre la Cruz: "Jesús
de Nazaret, Rey de los judíos". (19, 19).
* Si exhala su último suspiro, éste se posa sobre el hombre y la mujer (Juan y María), que están al
pie de la Cruz, remedando la creación del paraíso: "Mujer, ahí tienes a tu hijo", le dice a María. "Ahí
tienes a tu Madre", le dice a Juan (19, 26-27). "Todo está cumplido" e inclinó la cabeza y entregó el
espíritu" (19, 30).
* Si traspasan su costado con una lanza, esto le convierte en el personaje anunciado "al que todos
mirarán". "Contemplarán al que traspasaron", nos dice Juan (19, 37).
* Si depositan a Jesús sobre un sepulcro, sobre él se sentarán dos ángeles para anunciar su
resurrección (20, 12) y María, en su encuentro con Jesús, recibe ste encargo: "Anda a decirles a mis
hermanos que subo donde mi Padre, que es Padre vuestro, donde mi Dios, que es vuestro
Dios" (20, 17).
Hoy, en la sepultura de Jesús aparecen José de Arimatea y Nicodemo. Dos discípulos con fe 
insuficiente, que se atreven a hacer en estos momentos tan peligrosos un acto de mucho valor, ya que
después de la crucifixión de un profeta o mesías famoso se perseguía a muerte a todos sus discípulos. 
Por eso, Pedro negó a Jesús: por miedo a que lo crucificaran con El.
Recorrer la Pasión de Jesús es palpar la gloria del Crucificado y sentir su pasión gloriosa. La muerte 
de Cristo sigue cuestionando los vicios de este mundo nuestro. Este es el significado del Viernes 
Santo: una clara condena a la muerte y a la injusticia.
Nos corresponde a nosotros transformar el grito de desesperación de Jesús en la cruz: "Padre, 
¿por qué me has abandonado?" en ese otro grito de esperanza, desprendido también de sus labios:
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu."