Lucas 24, 35-48 

"Vosotros sois testigos de todo esto" 

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Rápidamente y de noche, los que hace unas horas habían huido desesperanzados de Jerusalén, camino de Emaús,
abandonan ahora la aldea llenos de gozo y regresan a Jerusalén para anunciar a LOS DOCE que era verdad lo que decían
las mujeres, que también a ellos se les había aparecido Jesús Resucitado, y que lo habían reconocido, no cuando les
salió al encuentro en el camino y les explicaba las Escrituras ("aunque ya ardían nuestros corazones", dicen) sino
"al partir el pan".
Al Grupo de los Discípulos no les habían convencido:
- ni las "pruebas" (cumplimiento) de las Escrituras,
- ni el mostrarles las manos y el costado con las llagas.
Sólo se abren a la fe en la resurrección, cuando Jesús "comparte la mesa con ellos", es decir, al partir el pan. En
la biblia, el pan es símbolo de vida (recordemos el maná en el desierto). Jesús comparte su vida con los Apóstoles.
Aun así, algunos no terminaban de creer que Jesús se hacía presente "al partir/compartir el pan". Y les da otra prueba:
les muestra cómo la realidad de muerte, frustración y desesperanza ha terminado y se ha convertido en vida, alegría y gozo.
Ahora nosotros, como Iglesia/comunidad de los seguidores de Jesús, tenemos que hacer carne nuestra el proyecto de
vida y de justicia del Resucitado. Tenemos que seguir creyendo, construyendo y asumiendo el Reino, como experiencia
de encuentro gozoso personal y comunitario con el Jesús que, Resucitado, ya no muere más. Necesario hacer la
experiencia de fe, que nos permita abrazar al Resucitado para darnos cuenta que no es ningún fantasma ni una quimera,
sino que es el ser humano nuevo, que nos hace libres para amar y servir.
Y cantamos: "Vivamos vida nueva, / el bautismo es nuestra Pascua. / ¡Aleluya, aleluya!
Cristo ha resucitado. / Resucitemos con él. / ¡Aleluya, aleluya!
Y, entonces, sí. "Sintiéndole vivo en nosotros, le proyectaremos a los demás."