Marcos 10, 35-45 

"El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

El Evangelio de hoy se enmarca en el camino a Jerusalén. Se trata no tanto de un camino 
geográfico sino simbólico. Sabemos por la historia que la Iglesia siempre ha sentido la tentación 
de asemejarse a la sociedad civil (estilos, estructuras, criterios, formas): era en el priincipio la idea 
del "Reino", que tenían los discípulos de Jesús. Una idea, que chocó violentamente con el escándalo 
de la cruz. Ahora los dos hijos del Zebedeo se adelantan, no para apuntarse a la misión, sino para 
asegurar los cargos de mayor prestigio. Los otros diez discípulos reaccionan airados. Se enfuerecen 
contra la audacia y el desafío, que implicaban las ambiciones de Juan y de Santigo; pero no porque 
fueran muy humildes o comprendieran los propósitos de Jesúi. Se enojaban, porque ellos también 
codiciaban los cargos, que estos dos astutos hermanos ya se estaban asegurando. 
Jesús no reacciona en forma negativa contra la actitud de los diez. Aprovecha esta pugna entre ellos
para mostrarles el juego de los poderosos. La pretensión por ponerse encima de los demás para
dominarlos y oprimirlos es una compulsión de los seres humanos, que gozan sometiendo a los demás
a sus caprichos. Así, la interminable estrategia de los sádicos y déspotas sobre los sometidos y
amedrantados se perpetúa sin que la gente tome conciencia de ella.
Era necesaria la crisis para que surgiera una nueva conciencia de identidad. Después de la crisis (la 
muerte de Jesús) y a la luz de la Pascua, comenzará a hablarse de una comunidad fraterna, con un 
solo corazón y una sola alma, en la que nadie pasaba necesidad y todo lo ponían en común. 
Comunidad unánime en la predicación de los Apóstoles, en la fracción del pan, en la oración..
Si nosotros queremos aproximarnos a la instauración del Reinado de Jesús sólo tendrá que ser
renunciando a las estructuras de dominio vigentes y poniéndonos al servicio de los marginados, de los
excluidos. Será la única forma de hacernos creíbles en un mundo dividido entre dominadores y 
dominados, entre amos y criados..
Tendríamos que plantearnos hoy: ¿Será necesario pasar por la crisis para lograr entender la 
propuesta de Jesús? ¿A qué aspiramos nosotros como servidores del Reino?