Lucas 5, 1-11 

"Los Apóstoles, dejándolo todo, le siguieron"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Relato vocacional el que hoy nos describe el evangelio. Se da con frecuencia en la Biblia: Antes de 
confiarle una misión concreta a alguien, debe pasar por una fuerte experiencia de Dios.


Jesús LLAMA a gente del pueblo, a pescadores, que:
-no cuentan con una formación especial para esta misión;
-no pertenecen a ningún grupo especial para ser discípulos;
-los llama Jesús para instruirles y enviarlos por los pueblos para que anuncien la Buena Noticia 
del Reino.


Jesús se hace el invitado en la barca de Pedro, quien le recibe con agrado. Jesús quiere más, 
busca más, necesita no sólo oyentes (ya tiene muchos), sino personas (hombres y mujeres), que
hagan vida su mensaje y continúen su obra. Necesita APOSTOLES.


Los enseña también con los milagros. En concreto, hoy les pide que, en su nombre, echen las 
redes Se lo pide a ellos, que son pescadores y que saben que las horas buenas de pesca son las 
de la noche. Y se lo pide a una hora insólita, después de haber tenido ellos una experiencia de pesca
nocturna totalmente negativa, desafortunada. Se lo pide Jesús, un campesino de tierras adentro, 
que no tendría ni idea del arte de pescar.


Los Apóstoles no tienen que confiar en su capacidad de conocimiento. Sólo tiene que echar las 
redes en nombre de Cristo. ¡Y, VAYA SI PESCAN!. De ésta van a salir convertidos nada menos que
en pescadores de hombres. Unirán así a los hombres divididos por el pecado en una sola red, en 
una sola Iglesia. 


"Aléjate de mí, que soy un pecador", le dice Pedro a Cristo. Es el temor del hombre, que 
descubre la seducción de Dios. Es como un primer acto de fe en la persona divina de Cristo, quien 
emplea y se sirve de pecadores para salvar a pecadores.


No era mucho lo que tenían. Pero lo dejan todo: vida, trabajo, familia, todo... para seguir a Jesús.
Ser apóstol hoy es creer que es posible la salvación del hombre en medio de las tempestades, 
descubrir que Dios sigue actuando a través de la debilidad del ser humano. Es un asunto, una 
realidad de fe, que transformó a los Apóstoles, pero es un asunto también de esfuerzo, de 
constancia y sentido comunitario PARA PODER REMAR TODOS EN EL MISMO SENTIDO 
Y AL MISMO TIEMPO.