Mateo 11, 16-19 

"Los hechos dan razón a la Sabiduría"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Este pasaje de Mateo es un reproche a nuestra falta de coherencia, reproche parecido al que hace Dios a 
Israel en el pasado y a nosotros hoy. Y es que Dios no se nos da de arriba, ni llegan a él los comodones o 
tibios, sino los que, con generoso corazón se hacen violencia a sí mismos, contrariando sus instintos y 
dando muerte a sus pasiones, soberbia y egoísmo. El Reino, por consiguiente, es de los que"se hacen 
violencia a sí mismos".
Así lo vemos hoy, en el pasaje de Mateo, cómo los judíos:
- no aceptaron a Juan Bautista, ni su predicación de penitencia, ni su llamada a la conversión. Les 
resultaba demasiado severo;
- no aceptaron la Buena Noticia de salvación, que les trae Jesús, acusándole de borracho y comilón. 
Porque les compromete a servir y amar con alegría y desprendimiento.
Y se sirve Jesús de una canción infantil de su tiempo, que entonaban los niños sentados en la plaza: 
"Hemos tocado la flauta y no habéis bailado. Hemos cantado canciones y no habéis llorado".
¿Qué nos quiere decir Jesús a nosotros? Pues bien, si nos miramos a nosotros mismos, observamos que:
- Nos cuesta acoger su gozosa Noticia de Salvación, porque nos domina el egoísmo y el orgullo.
- Nos cuesta convencernos de que, si ponemos amor y desprendimiento, solidaridad y respeto, veremos 
cómo florece la vida y renacen las sonsrisas. Y nos encontraríamos así como hermanos.
- En cambio, si se da en nosotros el egoísmo y la indiferencia, nos sobrevendrán todos los males, el dolor 
y la muerte. ¿Nuestro programa para este Adviento?
- Dejarnos tocar el corazón por la predicación de penitencia de Juan Bautista.
- Extirpar los males de nuestra vida.
- Dejarnos arrastrar por la corriente de amor y afecto, que siente Jesús realmente por nosotros, si nos 
vemos pobres, humildes y pequeños. 
Y, entonces, SÍ, cantaremos y bailaremos inundándonos del amor, que nos viene del Padre del Cielo, y 
haciendo llegar este amor a todos los hermanos. Aprenderemos así de la sabiduría de Dios, único camino, 
que nos lleva a la salvación.


La realidad nuestra de cada día está llena de manifestaciones de Dios al estilo de Juan y de Jesús. Y 
nosotros mantenemos una posición similar a los niños, que se quejan porque tocan canciones y sus 
compañeros no bailan.


Si viviéramos más abiertos al otro:"Sería tu paz como un río"