Mateo 10, 17-22 

Fiesta de San Esteban, Protomártir

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

En esta fiesta de San Esteban, el primer mártir de los cristianos, nos recuerda el evangelio de Mateo
cómo en repetidas ocasiones anuncia Jesús a cuantos le siguen, que les odiarán y perseguirán y 
muchos de ellos, como a Esteban, los conducirán a la muerte por su nombre. Que al menos
nosotros vivamos estos días de Navidad como tiempo sagrado y misterio profundo. Y... ojalá, que el 
amor que se despliega ante nosotros, no sólo lo contemplemos sino que también crezcamos en 
este amor dándolo, entregándolo, contagiándolo...


Contraste grande entre la fiesta de ayer (Navidad) y la de hoy. Ayer, celebrábamos un nacimiento, 
el de Jesús. Hoy celebramos una muerte, la de Esteban. Fue Esteban el primer discípulo de Jesús, 
testigo fiel, que sigue su camino, también con la cruz, hasta la muerte. Debiera ayudarnos esta
muerte a pedradas de Esteban a unir la Navidad con la Pascua: vida, muerte, resurrección, 
es decir, vida para siempre.


Nombrado Esteban, junto con otros varones, administrador de los escasos bienes de una Iglesia,
que recién nace y vive pobre, como su Maestro, ayuda también a los Apóstoles en el anuncio del
Evangelio, lleno de fe, gracia y fortaleza.


Al no ser capaces de rebatirle algunos judíos de los libertos el testimonio de fe que les ofrece,
otros judíos le llevan a juicio. Y le acusan -por medio de falsos testigos- de hablar contra el Templo
y la Ley. Se defiende Esteban con un largo discurso y les reprocha haber enviado al Justo a la
muerte, llamándoles traidores y asesinos. Furiosos, lo sacan a la calle, los desnudan y lo matan a
pedradas, como si fuera una cucaracha. Esteban a punto de morir, pide a Jesús "que reciba su 
espíritu y que no tenga en cuenta el pecado de los que le matan". De esta manera, tan
noblemente, perdona a sus enemigos.


Saulo, después Pablo, es el joven testigo de esta escena. Entregan a Saulo -para guardarlos- los 
vestidos de Esteban y Saulo aprueba su muerte. Después de perseguidor de los cristianos se
convertirá en el "Apóstol de los Gentiles". Y recordará siempre, durante toda su vida, esta muerte 
con amargura.