Juan 1, 19-28 

"Con vosotros está y no le conocéis"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Nos presenta el evangelio de hoy el testimonio de Juan, a quien muchos habían confundido con el 
Mesías esperado por Israel. Y Juan nos da una lección maravillosa de humildad, autenticidad y verdad, 
que debiéramos aprender todos los cristianos. Podría ser así:
No hacernos protagonistas. Así, ni ponernos en lugar de Cristo, ni interponernos entre él y los suyos
(los pobres, los humildes).


Sí, como Juan, ser simplemente la voz humilde, que anuncia el Evangelio, la Buena Noticia: "Dios se 
ha hecho uno de nosotros".


Llama la atención hasta el lugar, que elige Juan, para predicar y autorizar: "la otra orilla del Jordán". 
Hoy lo llamaríamos periferia, como lugar opuesto a los centros del poder. Hasta allí van a buscarlo,
los que aún esperan al Salvador. Mirando esas periferias de nuestras ciudades vemos cómo han ido 
creciendo allí inmensas y superpobladas barriadas, habitadas por inmigrantes extranjeros: negros y
blancos, árabe y cristianos. ¿No será toda esta muchedumbre de excluidos la que sigue esperando de 
verdad la voz del que clama en el desierto exigiendo una liberación inmediata? Toda la protesta de estos
excluidos, ocurrida los últimos meses en los cuatro puntos cardinales de Francia, tiene que ser 
escuchada y atendida por los Gobiernos del Primer Mundo.


Porque este Cristo se hace presente (está) en los pobres y humildes del mundo; en los rostros de 
hombres y mujeres, hambrientos y perseguidos, ignorantes y enfermos, parados y desplazados.
Recordemos también todos los muertos subsaharianos por intentar cruzar las fronteras? ALZADAS seis
metros en Ceuta y Melilla y los que se ahogan en el cruce del Estrecho en míseras PATERAS.
Entre ellos, y como uno de ellos, está el Señor. Y nosotros, como Juan, no somos dignos de desatarle
las correas de sus sandalias. Este Mesías espera de nosotros que Le ofrezcamos el mensaje de nuestra 
solidaridad y servicio apara con los pequeños. Y esto será para Cristo más grato que todos los 
sacrificios, ofrendas, cultos y oraciones, que podamos hacer en honor suyo.


Y es que "Dios penetra en el alma orante sin hacer ruido". Con humildad reconocemos:
"Yo no sabía dónde encontrar a Dios y lo he encontrado, porque vive con ellos, como uno
de ellos. Al repartir sonrisas y acogida van repartiendo al Dios, que llevan dentro".


Con las palabras del Bautista, corroboradas con el testimonio de nuestra vida; como cristianos y 
miembros de la Comunidad Iglesia, creer que en medio de nosotros está uno al que aún no hemos 
descubierto del todo y que es el mismo CRISTO, que está en cada uno de los empobrecidos.