Marcos 1, 6b-11 

"Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto". Fiesta del Bautismo del Señor 

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

El bautismo de Jesús es una nueva Epifanía. Pasados los años de la vida en familia, se incorpora 
Jesús al movimiento de renovacióan, iniciado por Juan Bautista. El quiere recibir también el
bautismo de penitencia, no porque necesite conversión sino porque así asume Jesús toda la realidad 
humana, doliente y pecadora. Entrando en Jerusalén, carga con el pecado del mundo.


Así, con el bautismo comienza la vida pública de Jesús. En la Liturgia de las Horas recordamos 
y rezamos:
"¿Cuál es, Jesús, tu pecado? / ¿Qué hay en ti, que no esté limpio?
Mis pecados son los tuyos, / los tuyos, que yo hago míos. / Yo quiero limpiar la tierra
con el fuego del Espíritu, / con el agua y con la sangre de un corazón encendido".
Como un israelita más acude Jesús al llamado de Juan Bautista. Se sumerge en las aguas del Jordán
y recibe el batismo de conversión, arrepentimiento y penitencia. Atisba, comienza Jesús a 
comprender que está llamado para anunciar esperanza y gozo, una vida nueva. Y Marcos aprovecha el 
momento presentándonos a Jesús como el "Hijo amado". Con la fuerza de su palabra y con una 
esperanza inquebrantable se enfrenta Jesús a toda la violencia del sistema imperante.


Y nosotros, bautizados en Espíritu Santo y fuego, ¿qué significa para nosotros el bautismo, que hemos
recibido de niños?
- ¿Sólo lo recibimos como parte de una herencia de nuestros padres? ¿Es para nosotros irrelevante?
- ¿Es para muchos bautizados una lejana noticia de los primeros días de nuestra vida y que después
nada nos recuerda de Cristo, de la pertenencia a la Iglesia con su administración?
- ¿Nos percatamos de lo ineficaces que resultan tantas inquietudes pastorales de nuestros sacerdotes 
hacia un cristianismo adulto y activo?
- Si continuamos por este camino, ¿qué será de nuestro cristianismo en las generaciones 
próximas?
- ¿Hasta dónde nos comprometemos los bautizados de transformar situaciones de dolor y 
desesperación (sangre) en situaciones de fe y esperanza?


Con Casaldáliga invocamos a Jesús:
"Jesús de Nazaret, hijo y hermano, / viviente en Dios y pan en nuestra mano,
camino y compañero de jornada, / Libertador total de nuestras vidas".
Y recordamos las palabras de Tagore: "Dormía y soñaba que la vida era alegría. Me desperté 
y vi que la vida era servicio. Serví y en el servicio encontré la alegría".