Juan 20, 9-15 

"Dichosos los que crean sin haber visto"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Por medio de Tomás nos muestra el evangelio de Juan el camino de fe, que condujo a aquella primera generación de
cristianos a tomar contacto con el Resucitado. Los que antes se encerraban por temor y se escondían ante las autoridades, se sienten ahora, ungidos por el Espíritu del Resucitado, suficientemente fuertes y valientes, para convertir un mundo de injusticia y miseria en otro donde el pan del amor y la justicia alimenten cada acción humana. Tomás no lo veía porque creía que la realidad coincidía con la pobre experiencia inmediata. 
Después de su encuentro con el Resucitado se siente transformado y salvado.
Nos presenta el evangelio de hoy dos apariciones de Jesús a sus Discípulos:
1°. - la primera, el mimos día de la resurrección; 
- la segunda, a los ocho días.
2° - en la primera, no está Tomás. Por eso, no da crédito a lo que le cuentan sus compañeros después y se atreve a pedirles pruebas palpables para creer en la Resurrección;
- en la segunda, Tomás está presente. Y Jesús le invita a:
* tocar sus llagas,
* meter la mano en su costado traspasado;
* a no ser incrédulo sino hombre de fe.
- Ahora SÍ, Tomás confiesa humildemente: "¡Señor mío y Dios mío!"
3° IMPORTANTE: A pesar de su incredulidad, Tomás sigue formando parte de LOS ONCE. Jesús sigue contando con él y, por eso, se le acerca. Y Tomás sigue contando con Jesús. Y, por eso, confiesa humildemente (aunque un poco tarde) su fe. Después no estará presente Jesús y Tomás acepta el reto. Y lo ve presente siempre y lo reconoce como Señor. 

4° La bienaventuranza, pronunciada por Jesús Resucitado, nos alcanza también a nosotros: "Bienaventurados los que
crean sin haber visto". Normal. Porque creer es fiarse de alguien sin necesidad de ver ni comprobar.
5° Nos dice Juan que Jesús hizo muchos otros signos ante sus discípulos. Y que los que ha contado en su evangelio sólo
intentan conducirnos a la fe en Cristo y, por la fe en El, como Mesías e Hijo de Dios, obtener la salvación. Descubriremos
así que el Evangelio, que leemos cada domingo en la Eucaristía, alimenta nuestra fe.
6° El reto va a ser fácil. Sintámonos como los discípulos aquel día por la tarde, a ver si somos capaces de aproximarnos
al estilo de vida de la Primera Comunidad Cristiana, que nos describe después con cantidad de pormenores el libro de
los Hechos de los Apóstoles: "Todos los creyentes vivían unidos y compartían cuanto tenían. Vendían sus bienes
y propiedades y se repartían de acuerdo a lo que cada uno necesitaba. 
Acudían al Templo, compartían el pan en sus casas y alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el 
pueblo".
Y cantamos: "La bella flor, que en el suelo / plantada, se vio marchita, ya torna, ya resucita, / ya su olor inunda el 
cielo.
Que nadie se sienta muerto / cuando resucita Dios, que si el barco llega al puerto, / llegamos junto con vos.
Hoy la cristiandad se quita / sus vestiduras de duelo: ¡YA TORNA, YA RESUCITA, / YA SU OLOR INUNDA EL 
CIELO!