Juan 3, 5a. 7b-15 

"Tenéis que nacer de nuevo"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Nos sorprende en este diálogo de Jesús con Nicodemo la incapacidad de los fariseos para comprender la experiencia
de libertad, propuesta por Jesús. Ya el bautismo de Juan insiste en la urgencia de libertad de las situaciones de
injusticia de Israel. El bautismo cristiano marca un camino de libertad, permanente y positiva. El mismo Nicodemo es
incapaz de dar el salto, que le permita ponerse del lado de Jesús, iniciando una nueva relación con Dios. Se ata obsesiva
e inconscientemente a sus propios esquemas, que le impiden descubrir la libertad como el camino, que le lleva al encuentro
con el Espíritu de Dios.
Al dar testimonio de esa fuerza, que viene del cielo, Jesús se refiere al Espíritu Santo. Pero no como esa parodia de Dios,
donde hay mucha permisividad, que raya en la tontería en la que están incorporados ritos y oraciones sin contenidos
liberadores. Por eso, la fuerza del Espíritu Santo, como la propone Jesús, es necesario rescatarla para salir de ese
apaciguamiento y ser más en el Señor:
- porque sólo con ella se hace posible el advenimiento del Reino;
- porque sólo así somos capaces de apartarnos de las prácticas 
egoístas, generadoras de opresión y muerte para nuestros hermanos.
A las personas, como Nicodemo, auténticos representantes de la manera de ser y pensar de su tiempo hay que precisarles
que, sólo a través de la toma de conciencia, es posible el encuentro con Dios, porque sólo esa toma de conciencia
(lo que también se llama Cielo) viene a ser la presencia permanente del Padre en las personas.
Entonces, ya el Cielo no hay que buscarle fuera, sino que es una realidad que empieza a palparse dentro desde el mismo
momento, que uno entra en la conciencia grande y honda de que Dios está con uno y uno está con Dios.
Es conveniente que en la comunidad quede aclarado que, de de las cosas, que habla Jesús con respecto al Padre, no vienen de otro sitio distinto sino de ese lugar en el cual alcanza tal intimidad con el Padre en su conciencia.
"Bajar del Cielo" es venir de un encuentro, en donde es posible hacerse uno con el Padre. Quien puede hablar y entender
esto es quien haya tenido esa experiencia. Este encuentro es el que nos ayuda a hacer posible la entrega de la vida por 
el otro.
La muerte en la cruz era la muerte más temida por todos los oprimidos del Imperio. Jesús la transformó en glorificación
y medio para obtener la vida eterna. Así, la exaltación de la cruz no es exaltación del dolor, del sufrimiento, del sacrificio,
sino la posibilidad de transformarlo en la construcción de una vida humana plena. JESUS NOS ENSEÑA A PASAR
DE LA MUERTE A LA VIDA.
La exaltación de Jesús/esclavo, como Señor, abre la posibilidad a todos los pueblos oprimidos de la tierra de ser Señores
de la historia, pues los hace hijos de Dios y herederos del Reino. 
ASI DE CLARO.