Lucas 24, 13-55 

"Lo reconocieron al partir el pan"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Me sirvo fundamentalmente del comentario del Diario Bíblico 2005:
"En el evangelio, dos discípulos, que no eran del grupo de LOS ONCE (v.33) se dirigen a Emaús. Probablemente se trata de
un hombre y de una mujer, casados (también había mujeres discípulas), que regresaban a su pueblo natal frustrados por los últimos acontecimientos de la capital.
Mientras conversaban, Jesús se acerca y comienza a caminar con ellos; al fin y al cabo es el Emmanuel. Pero ellos
no pueden reconocerlo; sus ojos están cerrados. ¿Por qué? Todavían tenían la idea de un Mesías, profeta-nacionalista, que conquistaría el mundo entero para ser dominado por las autoridades de Israel. ¿No era el pueblo escogido por Dios? Además, veían en la cruz y en la muerte del Maestro, el fracaso de un proyecto en el cual habían puesto sus esperanzas.
A las mujeres, que dijeron haber encontrado el sepulcro vacío, no les creyeron. Por esto no le hablan de la resurrección
al peregrino desconocido. Y, sin resurrección, la ceguera es permanente. Serán las Escrituras las primeras gotas, que
Jesús echa en los ojos del corazón de estos discípulos, para que puedan ver y entender que no es con el triunfalismo
mesiánico, sino con el sufrimiento del siervo de Yavé, con el que se conquista el Reino de Dios; un sufrimiento, que no 
es masoquismo, sino opción de amor por la humanidad; difícil de entender en una sociedad dominada por un poder de
dominio, que mata a quien se interpone en su camino.
Por la vida, hasta la vida misma, es el testimonio de Jesús ante sus dos compañeros. Al llegar al pueblo, los discípulos
invitan al peregrino a quedarse en familia. "Al compartir la mesa", aparecen las gotas, que terminan de abrir los ojos
del corazón de los dos discípulos: el pan partido y repartido, el mismo que Jesús había compartido con su propia vida.
Con este relato se da respuesta a dos preguntas, que se hacen los cristianos de todos los tiempos:
1a. ¿Cómo conocer a Jesús? A través de las Escrituras. Los cristianos, y especialmente los católicos, tenemos que
reconocer que conocemos poco a Jesús, porque leemos poco su Palabra. 
Leer la Palabra de Dios, al menos cinco minutos al día, y vivir esta Palabra las 24 horas del día, nos permitirá, como a los discípulos de Emaús, sentir un corazón ardiente, lleno de la presencia de Jesús.
2a. ¿Cómo encontrar a Jesús? En la celebración de la Eucaristía, que comienza en la Misa, pero que continúa en todos
los momentos de nuestra vida, en cuanto memorial de entrega y de compartir la vida.
¿Cuántas veces sigue Jesús caminando con nosotros sin que lo reconozcamos? Ensaya con la Biblia y la Eucaristía. Verás
que se abrirán tus ojos y reconocerás al Maestro, como los discípulos de Emaús.
Este himno litúrgico nos sirve de reflexión profunda:
"Ando por mi camino, pasajero, / y a veces creo que voy sin compañía,hasta que siento el paso que me guía, / al compás de mi andar, de otro viajero."