Juan 6, 35-40 

"Yo lo resucitaré en el último día" 

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Seguimos leyendo el discurso eucarístico, que pronunció Jesús en Cafarnaún a raíz del milagro de la multiplicación de
los panes y los peces. Repetidamente se nos muestra Cristo como pan de vida en su sentido más profundo, es decir,
de existencia/vida abierta a la trascendencia, al anhelo de felicidad, justicia, paz y amor verdaderos: en eso consiste la
vida en plenitud. A esta vida la llama Juan vida eterna y de ella se declara Jesús alimento y bebida verdaderos.
Quiere Jesús que sus discípulos lleguen a descubrir en su persona esta capacidad de entrega. Por eso, les habla de lo
que significa llegar a sentirlo a El, como hecho alimento y bebida. Así, palpar a Jesús, al comer el pan, es aprender a
entregarse a los demás, como se entregó El.
Para ello, se necesitan dos condiciones:
1) Acercarse a El. 2) Creer en El... Hoy más necesarias que nunca por las circunstancias, que atravesamos, de
violencia, de corrupción, de migraciones forzadas ante la necesidad de sobrevivir. Hoy, más que nunca, nos sentimos
necesitados de solidaridad y la Eucaristía consiste esencialmente en comer el cuerpo de Jesús, asumiendo su entrega,
para actualizarla en nuestra vida de cada día.
La propuesta de Jesús, que busca la felicidad y la realización de la persona, desenmascara las demás propuestas, disfrazadas de buenas intenciones, pero que, en realidad,