Lucas 9, 22-25 

“Cargar con la cruz y seguir a Jesús”

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Lucas sigue aquí a Marcos y presenta este primer Anuncio de la Pasión. Así los discípulos sabrán qué es lo que les espera. Es un anuncio breve, en el que se resalta la responsabilidad del Sanedrín. No hace alusión alguna a la cruz. 

Nadie dudaba de un triunfo inminente del Mesías, bien fuera el protagonista del mismo un valeroso militar, un audaz gobernante o un sacerdote. Pero Jesús se distancia de esta expectativa popular. Tiene otros planes, que son los de Dios. Parece no creíble... ¿Un Mesías, que va a vencer en su derrota? ¿Un Mesías, que va a ser rechazado por las autoridades religiosas supremas de Israel?

Para empeorarlo aún más, pide Jesús a sus discípulos que sigan/sigamos sus pasos, que carguen/carguemos con su cruz. Pero la cruz era en la antigüedad un signo de maldición. Solamente cargaban la cruz los rebeldes, los criminales, los soldados, que perdían la batalla.

El cristianismo le cambió este sentido a la cruz, convirtiéndola en símbolo de bendición, sacrificio y comunión. Así, el símbolo de la injusticia se convierte en signo de justificación, adquiriendo nuestras cruces de cada día un nuevo valor. Nuestros dolores y nuestros sufrimientos nos asemejan a Jesús y mucho más si sufrimos a causa de la injusticia.

Nuestro mundo de hoy está lleno de crucificados: personas que sufren injustamente, personas condenadas por el odio, la desidia, la venganza, el rencor. La cruz de Cristo nos recuerda que nosotros tenemos que luchar para cambiar estas cruces de muerte en anuncios de vida y de resurrección. El mundo no puede seguir condenando a personas inocentes, luchadoras infatigables contra la injusticia.

Seguro que para seguir a Jesús no tenemos que ponernos disfraces raros o cargar con una gran cruz de madera y pasear así –cargados con la cruz- por el centro de nuestros pueblos y ciudades. Cargar con la cruz no es otra cosa que asumir el proyecto de vida de Jesús. Nos exige el seguimiento de Jesús rehacer su camino en medio de nuestra sociedad egoísta e insolidaria, comprometiéndonos a vivir como El en nuestra entrega por amor al servicio de los más excluidos, lo que nos llevará a cargar con las cruces de las calumnias, amenazas, desprecios, etc..., que El llevo primero.

Todo hombre/mujer, que esté dispuesto hoy a asumir la Causa de Jesús, tiene que comprender que no va a ser una tarea fácil ni suave. Recordemos que el Reino de Dios es precisamente un Reino de vida, donde la muerte por causa violenta va a ser eliminada y donde tendrán/tendremos todos vida en abundancia.