Mateo 20, 17-28 

“Vine para servir y dar la vida”

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Aprovecha Jesús la subida a Jerusalén con los Apóstoles para hacerles “el anuncio de su Pasión, ya próxima”. Y contrasta este anuncio con la petición de la madre de Juan y Santiago, que habían sido testitgos de su Transfiguración. La madre lo hace ´para que sus hijos estén cerca de Jesús, a quien veían lleno de poder.

Ante esta petición de compartir el poder, Jesús da la respuesta en forma de pregunta. No se trata de buscar puestos de preeminencia, sino de la capacidad, que van a necesitar, para compartir su suerte.

Naturalmente, tal como piensa Jesús, los hijos del Zebedeo (Juan y Santiago) y su madre no han logrado su intento de ocupar los primeros lugares. Por el contrario, suscitan la reacción en contra de los otros diez Apóstoles. Se produce así este primer “cisma comunitario”, semejante al producido luego del reinado de Salomón, en el que también dos (tribus) se enfrentan a las diez restantes. La competitividad produce siempre el desgarramiento fraterno, comunitario.

Frente a ese efecto doloroso propone Jesús una enseñanza, que se concreta, para los integrantes de aquella primera comunidad de LOS DOCE,en una actitud diferente a la que se adopta corrientemente en la sociedad. Los jefes y los “grandes” de la tierra se aprovechan de los demás en beneficio propio. Los Apóstoles, llevados por su ambición, han querido hacer lo mismo reproduciendo igual dinámica con sus actitudes.

Frente a este modo de ejercer la soberanía, Jesús les exige una actitud distinta, que subvierte los valores aceptados por la sociedad de entonces y de ahora. Se trata de otro tipo de preeminencia: la del servicio, que nos lleva siempre a ocupar el último lugar, el del siervo. Estas son las leyes del nuevo Reino, ya actuantes en la conciencia y en la práctica de Jesús.

Servir... servir... servir, es la única manera de actuar y seguir el camino de Jesús. Es la unica manera de ser cristiano. Cuando obramos en contra de esta práctica, traicionamos el Reino y le quitamos el mérito al servicio, que nos ha hecho Jesús. El mandamiento del servicio junto al mandamiento del amor, serán las únicas leyes del nuevo Reino de Dios, vivido y anunciado por Jesús.