Mateo 5, 1-12

"Bienaventurados los que eligen ser pobres"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 


Comenzamos hoy la lectura del Sermón de la Montaña, según nos lo describe San Mateo. Nos durará esta lectura hasta el 26 de junio. El tema central de las Bienaventuranzas es el anuncio del comienzo del Reinado de Dios. Hoy diríamos, más bien, el comienzo de una sociedad alternativa.

De niños nos enseñaron a examinar nuestra conciencia siguiendo uno a uno los Diez Mandamientos.

Casi nadie nos habló de las Bienaventuranzas, aun siendo ellas la esencia del Evangelio.

Las Bienaventuranzas nos marcan las cualidades y actitudes vitales del seguidor de Jesús para ser bienaventurado. Son: -Confía plenamente en Dios (pobres en el espíritu).
-Comparte el sufrimiento ajeno (los que lloran).
-Tiene un trato amable con los demás (los mansos).
-Compromete su vida para que reine la justicia (hambrientos y sedientos).
-Tiene el corazón con los pobres de la historia (misericordiosos).
-Es coherente, íntegro en la vida (limpios de corazón)
-Construye la paz, como fruto de la justicia (pacíficos).
-Sabiendo que todo esto les va a traer persecución (perseguidos por la 
justicia).
Son los ocho artículos de la Carta Magna, de la Constitución del Cristiano. No serán letra muerta, si nos comprometemos de corazón con el pobre y excluido, humilde y marginado.

En el capítulo 5 nos lo aclara San Mateo diciéndonos que es discípulo de Jesús "el que da de comer al hambriento, de beber al sediento," etc., es decir, el que se compromete con los pobres y excluidos.

En el gesto solidario hacia el pobre encontrará al mismo Cristo: "A mí me lo hicisteis".

Sin las actitudes, que nos señalan las Bienaventuranzas, no seremos capaces de ver un día a Dios, "tal como es". Es de esta visión de la que disfrutan los Santos, los Bienaventurados todos en el Cielo y que colmará toda nuestra felicidad.