Mateo 10, 34 - 11, 1

"El que os recibe, me recibe a mí"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo   

 

 

El pasaje del evangelio de hoy es de los más sobrecogedores del Nuevo Testamento. Se nos dice que el Príncipe de la Paz no trae la paz sino la "espada". ¿Cómo se entiende esto? Porque no ha venido a bendecir la violencia triunfante ni la opresión. De ahí que los pobres hayan perdido hasta la capacidad de resistencia.

Otra frase dura: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí". 

¿Cómo se entiende? Lo que se traduce en español por "amar más", en latín sólo quiere decir "preferir, colocar antes". Es decir, no podemos poner a otras personas antes de Dios. Sería demasiado. Sólo Dios es Dios.

Podemos resumir todo el pasaje en estos puntos:
1) La paz del creyente nace de la certeza de que es amado de Dios, como cantaban los ángeles del Belén. El mundo "se ordena" entre violencias y codicias opuestas. Encubre en la sociedad y en la familia un orden injusto impuesto por el más fuerte. El que sigue a Cristo, se libera de estas connivencias.

2) La búsqueda de seguridad y comodidad y la preocupación por la propia vida conduce a la ruina. La aceptación del riesgo por la Causa de Jesús conduce al éxito.

3) Se construye una cadena con eslabones de fidelidad a esta Causa, que da como frutos, la participación en una recompensa eterna. Así, la comunión de Jesús con el Padre se hace comunión de Jesús con sus enviados y de éstos con quienes los reciben y acogen. Y esto lleva a comprometerse en la Causa de Jesús.

4) En el clima cálido y seco de Palestina y, más aún en aquel entonces, "dar un vaso de agua fresca a un pequeño" entrañaba la hospitalidad fraterna, que se le brinda al sediento y necesitado.

Se alaba este gesto en una sociedad, que se mueve por el prestigio y el poder y no por el servicio.