Generación perversa y adultera, Mateo 12, 38-42

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 

No hace Jesús milagros en esta ocasión, porque los maestros de la ley y los fariseos 

-que se autoestiman, creyéndose especialistas de la religión judía- le piden cuentas en lugar de escucharlo.
- Muchos siguen a Jesús por sus enseñanzas.
- Otros le siguen por las señales que hace. Y en su propia tierra le exigen que haga signos maravillosos.
- Jesús no se ve como un taumaturgo, que necesite de estos signos espectaculares para demostrar su poder. En El sus acciones van acompañadas con las palabras. Cuando sana, lo hace para curar también interiormente. Su propia vida, su propia persona son la mejor señal, que les puede ofrecer, pero no le comprenden porque no creen en El. Nuestra reflexión sobre el Evangelio de hoy:
1) Cree Jesús que sus oyentes aceptan a Jonás pero no a El. Y afirma que es superior a Jonás.

2) La reina del Sur visita a Salomón, porque reconocía en él una sabiduría superior. Jesús es también más que Salomón. Y, sin embargo, escribas y fariseos no creen en El.

3) Escribas y fariseos exigen de Jesús que haga milagros ante ellos. Y, sin embargo, no son capaces de ver el cambio profundo interior, de actitudes, que se da ya en los discípulos de Jesús.

4) Por eso les llama generación perversa y adúltera, que es una expresión bíblica con la que se designa al creyente infiel, que no se atreve a negar a Dios con la boca pero sí lo hace con las obras al adorar a otros dioses (ídolos) con el corazón, con la vida.

5) Las señales externas al propio Jesús son pasajeras y se borran, se agotan fácilmente. La señal de su muerte y resurrección, a la que alude, permanece para siempre y sirve para todos.

6) También hoy las actitudes de Jesús cuestionan nuestra manera de entenderlo y de seguirlo.
Se dan con frecuencia sesiones de curación, de sanación que llenan templos y estadios. La Iglesia no necesita a este Jesús taumaturgo. Necesitamos, más bien, sus actitudes vitales, de entrega y amor, que transformen nuestra propia existencia personal y lleguen a la comunidad para renovarla.