Mateo 9, 9-13

"He venido a llamar a los pecadores"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 

Realmente la elección de Mateo en la Lista de los Doce nos resulta chocante y provocativa. Y de inmediato, con Mateo y con un grupo de recaudadores se sienta Jesús a la mesa y come con ellos.

Para los judíos, compartir la mesa con una persona significaba estar unido a ella. Por eso les resultaba escandaloso a los fariseos que el Maestro Jesús se sentara a comer con pecadores y recaudadores de impuestos. Llegaban hasta decir: "si uno camina dos pasos con un pecador, virtualmente se hacia impuro". ¿Qué pensarían de Jesús viéndole comer con ellos?

Ya había dicho Jesús: "Dichosos los misericordiosos". Y, de la palabra, pasa Jesús a la acción.

Su Reino es para todos. El marginado es el primer llamado. Con Mateo incorpora a su comunidad, a su Reino, a recaudadores y descreídos.

Mateo, para los piadosos de Israel, es el hombre impuro y vitando.

Recaudador=pecador, codicioso, acaparador, injusto, además de colaborador de los romanos.

A este Mateo le invita Jesús para que le siga. Y Mateo le siguió de inmediato. Se levantó y abandonó el negocio, el chiringuito. Jesús se sienta después a comer en casa de Mateo con publicanos y pecadores. Esto le quita prestigio, estropea y mancha su imagen. La gente piensa mal de El. Por eso los fariseos preguntan a sus discípulos cómo puede comportarse así su Maestro.

Jesús intenta ayudar a todos, a salir de la situación de marginación, de miseria, injusticia. El que está enfermo necesita la atención del "médico de urgencia".

Jesús nos llama también a nosotros. Nos pide que no marginemos a los que no piensan como nosotros, a quienes nos interpelan, provocan o molestan por nuestra vida cómoda. Excomulgamos, tachamos, escarnecemos a tantos...
"Misericordia quiero y no sacrificio!. Tendremos que abrirles el corazón a todos ellos y servirles gratuitamente y por amor.