Marcos 3, 31-35

La verdadera familia de Jesús

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 

Jesús ha perdido a sus familiares, pero ha encontrado a los amigos verdaderos. Desde nuestro bautismo tenemos nosotros que ir descubriendo a nuestros hermanos y hermanas y a nuestra madre María, dichosa por haber creído que "se cumplirían en ella las promesas de Dios".

Nunca dudó la Iglesia de la virginidad de María y que Jesús fuera su hijo único. ¿Por qué, entonces, el evangelio de hoy habla de los hermanos/as de Jesús?

1) Recordemos que en hebreo se llama hermano a cualquier pariente. Si se tratara de otros hijos de María y hermanos de Jesús, diría: "Tu madre y los hijos de tu madre están aquí".

2)Recordemos también que en la primera Iglesia, cuando se redactan los evangelios, había un grupo influyente compuesto por los parientes de Jesús y sus paisanos de Nazaret, conocidos como "los hermanos del Señor" y que tardaron bastante en creer en Jesús a pesar de su cercanía con El. Uno de ellos fue 
Santiago el Menor, primer Obispo de Jerusalén.

3) Estos familiares buscan hoy a Jesús y se lo quieren llevar a casa y que desista de su anuncio del Reinado de Dios frente al temor de que se hubiera vuelto loco. De ahí que se multipliquen las acusaciones de que actuaba por el poder de Belcebú, príncipe de los demonios.

4) Jesús rompe con el estilo de una familia acaparadora y super-protectora e invita a los que quieren escuchar su mensaje, entre ellos a su propia familia natural, que hagan un gran esfuerzo y sigan el camino del Evangelio para descubrir la hermandad universal, que el mismo Reino exige.

5) Caminando así, con los lazos de una hermandad nueva, vamos construyendo el Reino de Dios, que es Reino de justicia, de amor y de paz hasta que llegue a su plenitud.