Lucas 10, 17-24

"Lo has revelado a la gente sencilla"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo    

 

 

 El Padre de los Cielos ha ocultado la obra del Reino a los poderosos, que se creen "señores" del mundo. A éstos no les reveló Dios las maravillas de su amor. Sí se manifestó a los humillados y sencillos, a los marginados y excluidos de la sociedad.

 Para conocer el misterio del Reino no hace falta mucha inteligencia, pero sí mucho corazón. Para conocer y amar a Dios mejor, es necesario un contacto y una vivencia con los pobres, compartiéndolo todo, pues ellos son sacramento de Dios.

 Celebramos hoy la fiesta de San Francisco de Asís. Era hijo de un comerciante importante de Verona.

También élsintió la llamada de Dios. Y, ante su padre, completamente desnudo, exclamó: "Desde ahora no tendré más padre que a  Dios." Y empezó a vivir en una pobreza total. Y, a los 27 años, muchos le siguieron.

Y muchos siguieron sus huellas de por vida. Murió a los 46 años, completamente ciego.

 Como pequeño homenaje a San Franscisco de Asís, "il poverello",  rezamos con él:

    "Señor, haz de mí un instrumento de tu paz / Donde haya odio, que yo ponga amor.

     Donde haya ofensa, que yo ponga perdón. / Donde haya discordia, que yo ponga unión.

     Donde haya error, que yo ponga verdad./ Donde haya duda, que yo ponga fe.

     Donde haya desesperanza, que yo ponga esperanza. / Donde haya tinieblas, que yo ponga luz.

                                  Donde haya tristeza, que yo ponga alegría.

     Haz que yo no busque tanto / el ser consolado como consolar, el ser comprendido como comprender, / el ser amado como amar.

     Porque dando es como se recibe. / Olvidándose de sí mismo es como uno se encuentra a sí mismo.

     Perdonando es como se es perdonado. / Muriendo es como se resucita para la vida eterna".