Lucas 8, 16-18

"Nada hay oculto que no llegue a descubrirse"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 

     Me sirvo del Comentario del Bíblico 2003. Dice así:

 "Estas sentencias forman parte de la vida misionera de la comunidad, que opone la oscuridad o aparente fracaso de la predicación de Jesús a la predicación eclesial, que proclama públicamente lo que cree. La comunidad no puede ser un espacio cerrado, exclusivo, sectario, como si la fe fuera un privilegio, y no un don de Dios y un servicio a todos. El creyente tiene en el conocimiento de los misterios del Reino y no se apoya en sí mismo, sino en la fe a la que ha llegado por la escucha de la predicación.

 A nadie se le ocurre la idea de tapar una lámpara encendida. Pero, ¿por qué ocultarla bajo un recipiente o bajo una cama? La lámpara es un objeto ritual, que está prohibido apagar. Para conseguir la oscuridad, lo único que se puede hacer es esconder la luz, sin apagarla, ocultarla para que no se pueda ver. En el texto anterior Lucas nos había dicho que la palabra hay que escucharla y aceptarla; ahora nos dice que hay que irradiarla, que hay que ponerla sobre un candelero para que los que entren vean.

 En la segunda sentencia plantea Jesús que todavía no es tiempo de hablar abiertamente; pero nada de lo que ahora queda escondido quedará sin manifestarse, ni nada de lo oculto dejará de ser revelado. Se trataba de una especie de clandestinidad provisional, necesaria en el momento por la situación de amenaza, pero que se romperá a su debido tiempo.

 Estos versículos podríamos entenderlos como conclusión de la parábola del sembrador, y en este caso estarán más en armonía con el propósito original de las parábolas en la predicación de Jesús. Llegará una época (la de la misión eclesial) en la que lo que está oculto será manifestado. Jesús intentaba con sus parábolas revelarnos el plan salvifico de Dios. Los que las han escuchado han podido percibir en ellas la presencia efectiva del Reino."

 Ojalá podamos hacer nuestros estos bellos versos:        

"Al final de la vida, me dirán: / ¿Has amado? ¿Has servido?  Y yo, sin decir nada, / abriré mi corazón lleno de nombres."