Mateo 10, 24-33

"No tengáis miedo a los que matan el cuerpo"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo   

 

 

Este es el hilo conductor del texto: "No tengáis miedo". Se refiere al miedo o temor, que asalta al cristiano cuando tiene que hacer confesión práctica de su fe. Le viene la tentación de callar las cosas, que es necesario dar a conocer a los demás. Tener el valor de levantarse ante el que oprime y poner su confianza en el Señor. Es la lección que este trozo del evangelio de Mateo nos plantea hoy: "dar testimonio de nuestra fe en medio de calumnias y persecuciones, incluso de amenazas de muerte". A todo eso nos puede llevar el anuncio del Reino de Dios.

No podemos seguir callados ante el dolor, injusticia y opresión que vive un Tercer Mundo. No podemos pecar de indiferentes ante la pobreza/miseria de más de MIL MILLONES de seres humanos.

Alguien dijo bellamente:
"Seguirte no es perderse sino ganarse. / Quien te sigue, recupera la ilusión,
nace y muere cada día, / muere y resucita cada día."

A nosotros nos asusta dar la vida y entregarla completamente sin guardarnos algo. Nuestro instinto de conservación nos lleva al egoísmo. Por todas partes hallamos excusas y pegas para no dar, para perder la vida, como hizo el Maestro. Y es que somos unos perfectos cobardes, Pensemos: Entregar nuestra vida (darla) significa trabajar por los demás, aunque no nos lo paguen, hacer un favor a quien no nos lo pueda devolver..., exponerse -si es necesario- al fracaso personal...

Entregar la vida sencillamente, sin publicidad: como el agua de un manantial, como la madre que da el pecho al niño, como el sudor silencioso del agricultor o del albañil.
¿No hizo todo esto el Mestro? ¿Y nosotros?