Mateo 7, 21-29

"No todo el que dice: Señor, Señor..."

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

   

Las palabras de Jesús en este evangelio son una llamada y un reto a la acción. El desafío, que nos plantea, es serio. Si no se acepta, el fracaso es grande.
La parábola nos habla de dos constructores de casas:
- el hombre sabio y sensato construye su casa sobre cimiento rocoso: escucha y pone en práctica la palabra de Dios;
- el hombre insensato y necio la construye sobre suelo arenoso: no escucha ni pone en práctica la Palabra de Dios.
Expliquemos un poco más.Vemos cómo para Jesús hay dos clases de seres humanos:
- sensatos: cumplen la voluntad de Dios haciendo del mundo una comunidad de hermanos (construyen sobre roca);
- necios: dicen y no hacen; o hacen maravillas
-no para transformar la sociedad,
-sí para convertirse en centro de atención y ser alabados por todos, como hacían los fariseos (construyen sobre arena). Vienen las adversidades en forma de lluvias, de vientos, etc., y derrumban la construcción. De éstos dice Jesús que "nunca los ha conocido". Tremendo, ¿verdad?
La Palabra de Jesús no puede dejar indiferente a nadie, ni es sólo para ser oída. Nos exige una
opción en la vida: dejarnos transformar.
La imagen de la casa, construida sobre roca o arena, nos habla de éxitos o fracasos futuros:
1, Al éxito final, a la realización, nos lleva:
*apoyar nuestra vida sólo en el Señor;
*hacer nuestra la voluntad del Padre a través de las cosas sencillas y diarias;
*tomar en serio las Bienaventuranzas para que transformen nuestra vida;
*hacer todo, como si dependiera únicamente de nosotros, sabiendo que la última palabra la tiene Dios. Así la oración, el culto, etc., llegan a la vida y la realizan en plenitud.
2, Al fracaso, a la frustración más decepcionante, nos lleva:
*apoyar nuestra vida en intereses personales y egoístas;
*hacer el bien por autosatisfación o vanidad;
*entusiasmarnos con falsos mesías;
*hacer una liturgia como culto exterior y vacío.