Marcos 4, 1-20, 

Parábola del Sembrador

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 

"Las medidas, que uséis, las usarán con vosotros"

1) Pide Jesús a sus discípulos:
-que hagan llegar a la comunidad el mensaje recibido;
-que lo hagan, como Jesús, con palabras sencillas al alcance del pueblo;
-que se sirvan -como El- de parábolas, dichos populares, refranes, comparaciones, etc., para que el Evangelio cale en lo hondo de sus corazones y lo conviertan en parte de su vida.

2) El secreto revelado del amor universal de Dios se compara a una lámpara. Si queremos que ilumine toda la casa, la tendremos que poner en lo más alto, sobre el candelero y no meterla debajo de la cama, como hizo Israel, que creía tener a Dios en exclusiva y no era capaz de comprender que era Dios de todos y ningún pueblo podía tenerlo en monopolio.
Así, según Marcos, el Dios de Jesús da de comer a judíos y no judíos; anuncia la Buena Noticia a uno y otro lado del mar (lago) de Galilea; y no hace acepción de personas en sus curaciones (sólo les exige que crean).

3) Los discípulos, como judíos que son, tienen una mentalidad exclusivista de que sólo a ellos sólo Dios les pertenece. Por eso Jesús les da a sus discípulos clases particulares para que cuando El les falte, extiendan el Evangelio a los cuatro vientos proclamando que Dios es Padre de todos, que todos somos sus hijos y, por consiguiente, iguales en derechos y en deberes, y solidarios en el amor para hacer del mundo un hogar en el que quepan todos.

4) "El que tenga oídos, que oiga": es la llamada urgente y concreta a la comunidad para que inicie y termine esta tarea evangelizadora y no haga caso omiso de esta misión importante, que el Señor les encomienda.