Juan 21, 15-19
"Simón, ¿me amas?, ¿me quieres?
Autor:
Padre Juan José Palomino del Alamo
De nuevo se aparece Jesús, esta vez junto al lago de Tiberíades. Todo el relato está lleno de la presencia de Jesús Resucitado a la luz del amanecer.
Obedecen ante el pedido de Jesús de echar las redes en la orientación que él les indica, y sacan en ellas 153 peces grandes, (que simbólicamente significa plenitud y universalidad). Así, losPastores de la Iglesia llevarán en sus redes, conduciéndolos a Cristo, a todas las Naciones.
La triple pregunta de Jesús a Pedro le hace recordar a éste su triple negación en la Noche de la Entrega y de la Traición. Así también Pedro, siendo pastor de pastores, se ve como un pecador,
que ha sido perdonado. Y a Pedro va a encargar Jesús la marcha de la Iglesia. Como única condición, sólo le exige el AMOR.
De esta manera la Comunidad de Juan reconoce la autoridad suprema en el ministerio de Pedro, sólo porque la ve fundada y se alimenta en el amor fiel a Jesús y a su Causa.
A este último capítulo de Juan se le suele llamar "el epílogo del Evangelio de Juan" y creen los más importantes especialistas bíblicos que es un añadido al Evangelio de Juan. No es éste evangelio muy amigo de dar demasiada importancia por su autoridad o jerarquía ni a Pedro ni a los Apóstoles. Su modelo de Iglesia es la comunidad guiada por el amor. Como en la Trinidad:
"el Padre y Jesús son uno por el Espíritu". De ahí la máxima importancia, que dan al amor, para animar y coordinar la Comunidad.
Todas las Iglesias (Comunidades) primitivas aceptaron el encargo de Jesús a Pedro de "animar la fe de los hermanos, pero siempre (para Juan) que la autoridad esté supeditada al amor/servicio de todos los hermanos y contando con la limitación de la debilidad humana.
Quien comprende que su autoridad es compromiso con el servicio y es amor, no convertirá nunca la autoridad en poder, cosa que tanto daño sigue haciendo a la Iglesia. Pidamos al Señor que nos dé su Espíritu para que, dóciles a él, asumamos nuestra responsabilidad.