Mateo 5, 38-42

"Si te pegan en una mejilla, pon la otra"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 

Habla Jesús a un pueblo oprimido y vejado por fuerzas extranjeras, romanos. La reacción natural de este pueblo es habitualmente una resignación silenciosa, que dismula el rencor y prepara la venganza.
Cuatro campos toca San Mateo, en los que entra en juego una posible venganza:
1. Violencia física: Jesús la rechaza e invita a no responder a la violencia con más violencia. Llama, más bien a soportarla.
2. Pleitos jurídicos: No responder a una acción legal con otra. Entregar aún más de lo que esté en el pleito, si es necesario.
3. Trabajo o servicio forzado: ir más allá y asumirlo con generosidad y disponibilidad.
4. Dones y préstamos: no hay que resistirse, sino dar con generosidad.
Para llevar a la vida todo esto, es necesaria una experiencia de amor para los que obren el mal.
Nuestro compromiso cristiano nos exige devolver bien por mal, fruto de un amor incondicional a todo ser humano, bueno o malo No significa esto que el cristiano tiene que ser un tipo resignado, apático e indeferente frente al malvado. Cuando se abofetea al hermano pequeño y débil, pobre y excluido, el cristiano debe dar 
un paso adelante y defenderlo aun con el riesgo de entregar su propia vida.

Bien claro nos lo dice San Francisco de Asís:
"Señor, haz de mí un instrumento de paz. / Donde hay odio, que yo ponga amor.
Donde hay ofensa, que yo ponga perdón. / Donde hay discordia, que yo ponga unión.
Donde hay error, que yo ponga verdad. / Donde hay duda, que yo ponga fe.
Donde hay desesperación, que yo ponga esperanza. / Donde hay tinieblas, que yo ponga luz.
Donde hay tristeza, que yo ponga alegría.
Haz, Señor, que yo busque consolar más que ser consolado, comprender más que ser comprendido, amar más que ser amado. Porque, dando es como se recibe, olvidándose de sí mismo es como uno se encuentra, perdonando se es perdonado y, muriendo, se resucita para la vida eterna."