Mateo 16, 13-19

Solemnidad de San Pedro y San Pablo, Apóstoles

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

   

Me sirvo del comentario de Gustavo Gutiérrez, que dice:
La liturgia de la Iglesia gusta presentarnos juntos a los dos grandes apóstoles Pedro y Pablo. Sus figuras se iluminan mutuamente.

Reconocer a Jesús.

La llamada confesión de Pedro es sin duda un texto central en los evangelios. Lo habíamos  encontrado ya, en susdiferentes versiones, durante el año litúrgico.

Aquí nos es presentado como el punto de partida y el basamento de la misión de Pedro y, en él, de la de todos los seguidores de Jesús. La cuestión clave es preguntarnos quién es el Señor para nosotros. Es el interrogante, que el propio Jesús formula a sus discípulos. Pedro, siempre pronto, toma la palabra en nombre de todos: "Tú eres el Mesías, el Hijos de Dios vivo" (Mt 16, 16). La expresión, que Mateo pone en labios de Pedro, es un desarrollo de la que nos trae Marcos en el pasaje paralelo (Mc 8, 29). 

Mesías e Hijo de Dios apuntan a lo mismo: a la mesianidad de Jesús. La referencia al Dios vivo se encuentra varias veces en Mateo; ella nos recuerda que el Dios bíblico interviene en la historia -a diferencia de los dioses que no oyen ni hablan- liberando, dando vida.

Mateo nos presenta a Pedro con sus méritos y entusiasmos, pero también con sus debilidades.

La última vez, que lo menciona, es a propósito del miedo que experimenta y que lo lleva a negar a Jesucristo. El evangelista nos lo deja llorando amargamente al tomar conciencia de su error y cobardía. No obstante, su arrepentimiento y su honestidad lo hacen retomar el camino del discípulo. Justo y pecador al mismo tiempo, es así la columna de la Iglesia, como lo llama Pablo.

En él confía el Señor y lo acompaña en su tarea del anuncio del evangelio.

El buen combate. Pablo, antiguo perseguidor de los cristianos, tuvo que esforzarse para ser oído en la Iglesia. Especialmente para que comprendieran su misión hacia los no judíos.

Como los grandes profetas, dice "fui convocado desde el seno de mi madre" par anunciar el evangelio entre los gentiles. Y esto le llevó a una confrontación con Pedro. Las diferencias forman parte de la misión. Al final, se impuso el diálogo mantenido entre ambos en Jerusalén. Allí se dividieron las tareas: unos irían a los judíos, los otros a los gentiles. Pablo cumple el consejo, que le dan de "que nos acordáramos de sus pobres y eso -nos dice- lo he tomado muy a pecho".Así
se dio la coincidencia entre los dos. Coincidamos nosotros con ellos respetando siempre al otro, también en sus diferencias con nosotros. Nos enriqueceremos todos.