Mateo 5, 13-16

"Vosotros sois la luz del mundo"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo  

 


"Sal de la tierra", "luz del mundo". Tierra y Mundo: seres humanos y creación entera. Llamada personal, fuerte y exigente la que recibimos de El cada uno.

1. SAL: Es pequeña y modesta pero eficaz. Da sabor a la comida. conserva fresco el pescado.
Contribuye a la alimentación de las personas si se conserva su sabor, su esencia.
Les toca a los discípulos en su pequeñez y debilidad, comunicar el amor del Señor a través de gestos pequeños, pobres y sencillos. Si fallan en esa misión, pierden su razón de ser, como la sal al volverse insípida.

2. LUZ: Es Jesús luz verdadera para cuantos están perdidos entre tinieblas. Es luz, que rompe como la aurora y que revela, manifiesta al Señor en gestos y palabras. Los discípulos serán testigos de esa luz en la medida que, a través de su vida, se manifieste la bondad del Padre revelado en el Hijo. Esa luz tiene que ser visible, accesible a todos, no ocultada con velos o temores humanos.

La gracia recibida de ser discípulo debe comunicarse a los demás, pues no se recibe para uso privado. Y debe brillar a pesar de la debilidad de sus transmisores. La verdad no debe permanecer oculta. Los destinatarios necesitan esa verdad, esa luz con urgencia y sin limitaciones.

La luz se manifiesta a través de buenas obras: partir el pan, dar techo, vestir al desnudo, etc. Esas buenas obras son parte esencial de la misión, ya que revelan, manifiestan el mensaje de Jesús. Nos remiten al Padre de toda bondad y a El se dirige todo el reconocimiento y toda la gloria. No olvidemos que nuestras obras manifiestan algo de la bondad y amor del Padre por toda la Humanidad.