Fiesta: Sagrada Familia de Jesús, María y José
San Lucas 2, 41-52:
“El matrimonio y la familia”

Autor: Monseñor Juan Rubén Martínez

 

 

En el contexto de la Navidad la liturgia de este domingo nos invita a celebrar “La Sagrada Familia de Jesús, María y José”. La familia de Nazareth, la del “Emmanuel” o “Dios con nosotros”, conoció el asombro del anuncio del nacimiento virginal, la pobreza del pesebre en Belén, la persecución en la huida a Egipto, la perplejidad de María y José al encontrarlo a Jesús adolescente predicando en medio de los maestros en Jerusalén, quienes estaban “estupefactos por su inteligencia y sus respuestas”, como nos relata el texto de este domingo (Lc. 2,41-52), la cotidianidad de casi treinta años de silencio y trabajo… En este domingo es necesario que los cristianos oremos y reflexionemos sobre el tema de la familia que nos propone la Palabra de Dios. Este tema es fundamental en la acción evangelizadora de la Iglesia y nosotros mismos en nuestra Diócesis lo hemos tomado como uno de los ejes temáticos que hemos reflexionado en nuestro Sínodo Diocesano, formando parte de nuestros desafíos pastorales que deberemos encarar en nuestra acción evangelizadora en los próximos años. Durante este año 2009 las parroquias en sus Asambleas fueron buscando los caminos de aplicación y acción pastoral a partir de “las orientaciones pastorales” en este tiempo post-sinodal. En la Asamblea Diocesana del 2010 revisaremos como estamos evangelizando estos temas sinodales en nuestras comunidades. 

En la Diócesis nuestro Secretariado para la familia sigue promoviendo en sus diversas áreas y junto a distintos movimientos ligados a la familia, respuestas a este tema que fue tomado por el Sínodo a partir de las expresiones que reiteradamente en las consultas previas surgió como uno de las mayores preocupaciones. 

Por supuesto el tema de la familia no solo es importante desde una perspectiva religiosa, sino desde lo antropológico, sicológico, sociológico y cultural, como espacio generador de valores, como la vida, la solidaridad y la justicia. Es asombroso y merece que dediquemos tiempo a investigar y buscar las causas del por qué este tema que es clave para la proyección de la misma humanidad, no cuente con apoyo político, económico, comunicacional y que tenga escasa o ninguna importancia en los contenidos educativos. Por el contrario lo habitual es desvirtuar en su esencia el valor del matrimonio y la familia. Lamentablemente en estos días asistimos a presiones graves de ciertos sectores minoritarios que con mucho poder económico, y prensa, buscan instalar una falsa concepción del matrimonio, negando aquello que es esencial al mismo, el ser un varón y una mujer, que son quienes tienen la capacidad potencial de la procreación como fruto de su amor. Si “el matrimonio” se reduce solo a una sociedad jurídica y no considera como una nota esencial del mismo la capacidad potencial de la procreación, no se ve porque dicha sociedad jurídica tengan que formarla solo dos personas. Desde aquí caemos en un profundo relativismo con consecuencias imprevisibles para la familia, afectando gravemente a aquello que el sentido común y natural de nuestra gente entiende más allá de las dificultades propias de la vida. 

Al plantearnos como evangelizar y acompañar la pastoral familiar, nos encontramos que son muchas las situaciones que aquejan a nuestras familias. La gravedad de los problemas económicos y seguridad laboral. El machismo que lleva a no asumir la paternidad responsable. Los medios de comunicación que ridiculizan el valor de la familia, como algo tradicional y del pasado. El considerar la maternidad como un problema y no como un “don” de Dios. Estos y otros serán los grandes desafíos de la acción evangelizadora de los próximos años y un aporte a nuestra sociedad ensombrecida por la falta de valores. Con respecto a esto el Papa Juan Pablo II nos decía en “Ecclesia in América”: “Es urgente una amplia catequización sobre el ideal cristiano de la comunión conyugal y de la vida familiar, que incluye una espiritualidad de la paternidad y la maternidad. Es necesario prestar mayor atención pastoral al papel de los hombres como maridos y padres, así como la responsabilidad que comparten con sus esposas respecto al matrimonio, la familia y la educación de los hijos” (46). Estos temas será clave incluirlos en todo proyecto de pastoral familiar en nuestras comunidades. 

Finalmente este domingo, el último del año, nos invita a que pidamos a Dios por este año que vamos iniciar. Como Obispo y Pastor quiero pedir al Señor por todos nosotros, por nuestra Provincia y Patria, para que el 2010 sea un año de crecimiento en la solidaridad, justicia y paz. 

Un saludo cercano y hasta el próximo domingo

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas