XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Mateo 16, 13-20: “Misión Continental”

Autor: Monseñor Juan Rubén Martínez

 

 

El domingo anterior iniciamos una reflexión sobre la alegría del llamado, y la necesidad de ahondar nuestra condición de discípulos y misioneros de Jesucristo, el Señor. Este especial momento de gracia ligado al acontecimiento de Aparecida vivido en mayo del 2007 y en el documento que es su fruto, así como nuestro año jubilar y primer Sínodo diocesano, se ve fortalecido en estos días con el “Congreso misionero” que se ha realizado entre el 12 y 17 de agosto en Quito, Ecuador. De acuerdo a lo vivido en Aparecida, en dicho Congreso Misionero, se dio inicio a la Misión Continental que de hecho nos compromete en nuestra Patria y Diócesis a asumir más radicalmente nuestra condición misionera, que es la razón de ser de la Iglesia. 

 

En realidad la misión continental no pretende ser un evento extraordinario que nos quite de la evangelización habitual, sino busca ser un rasgo que nos implique en todo el accionar ordinario de nuestras Iglesias diocesanas y de toda la pastoral en el continente. El documento de Aparecida nos dice al respecto: “Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe.

 

La conversión personal despierta la capacidad de someterlo todo al servicio de la instauración del Reino de vida. Obispos, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap. 2,29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta” (365-366).

 

“La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que “el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial” (NMI 12) con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (370).

 

Providencialmente en nuestra Diócesis tenemos la posibilidad de asumir esta consecuencia de Aparecida en lo que se refiere a “la Misión continental”. Nuestro primer Sínodo vivido en la celebración de los 50 años de la creación de nuestra Diócesis nos permite asumir “las orientaciones pastorales”, desde una perspectiva misionera. De hecho el primer tema del Sínodo fue: “Misioneros de Jesucristo, Nuevas Estrategias de Evangelización”. En la introducción a los aportes que deberemos trabajar en los próximos años se señala: “Sólo desde un encuentro personal con Jesucristo, encontraremos el ardor y la comprensión de la realidad que debemos evangelizar en este inicio del siglo XXI. Desde este discernimiento de discípulos, deberemos comprender los códigos y aspectos de la realidad, buscando nuevas estrategias y métodos adecuados a los nuevos desafíos pastorales. Para esto, necesitamos ahondar nuestra eclesiología de comunión y renovar en todos los agentes pastorales, especialmente en los laicos, una verdadera espiritualidad misionera.

 

A partir del análisis de la realidad de nuestra Diócesis realizado por los sinodales, se priorizaron como fortalezas la presencia de laicos muy comprometidos y la existencia de instituciones educativas católicas en toda la Diócesis que constituyen el campo propicio para encontrar nuevas estrategias de evangelización apoyadas en la eucaristía, en la Palabra de Dios, en la oración, en la fe, en la esperanza y en el amor. Asimismo entre las problemáticas seleccionadas se destacaron la falta de criterios pastorales comunes que no permiten el desarrollo de una adecuada pastoral orgánica, y la existencia de dificultades para asumirla y la falta de conciencia de la necesidad de evangelizar la cultura y la vida socio política” (O.P.)

 

El lema del “Congreso Misionero” realizado en Quito, CAM 3 y COMLA 8 que dice: “América con Cristo, escucha, aprende y anuncia”, nos encuentra dispuestos en la esperanza y la caridad a asumir el mandato del Señor de Evangelizar, renovado en este pedido de la Misión Continental.

 

Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!  

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas