XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 10, 17-30: “Sobre la Misión Continental”

Autor: Monseñor Juan Rubén Martínez

 

 

En este domingo celebramos la Jornada Mundial de las Misiones. En toda la Iglesia rezamos y reflexionamos especialmente acompañados por el mensaje del Santo Padre que este año se denomina “Las naciones caminarán en su luz” (Ap. 21,24). 

El Papa nos dice: “En este domingo, dedicado a las misiones, me dirijo ante todo a vosotros, Hermanos en el ministerio episcopal y sacerdotal, y también a vosotros, hermanos y hermanas de todo el Pueblo de Dios, para exhortar a cada uno a reavivar en sí mismo la conciencia del mandato misionero de Cristo de hacer “discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19), siguiendo los pasos de san Pablo, el Apóstol de las Gentes”. 

En América Latina estamos viviendo un momento de especial gracia y experimentamos el don que ha sido el acontecimiento de Aparecida, y su fruto el documento en el que se nos orienta a que profundicemos en nuestras diócesis la condición de discípulos y misioneros. De hecho en nuestra Diócesis hemos podido asumir rápidamente Aparecida en nuestro primer Sínodo Diocesano realizado con ocasión de haber celebrado el año jubilar, los 50 años de creación de la misma. 

En Aparecida surgió la inquietud del Espíritu de ahondar aquello que es la razón de ser de la Iglesia que es la Misión, y se empezó en cada conferencia Episcopal a buscar los caminos adecuados para lo que se da en llamar “la Misión Continental”. Por este motivo en la reunión de agosto pasado, al finalizar la reunión de la Comisión Permanente de la C:E:A: se publicó una riquísima “Carta pastoral“ orientando la Misión Continental en Argentina. En dicha carta se señala aquello que como pastores experimentamos y que el Espíritu orienta en nuestro tiempo: “Y lo que hay de nuevo es el Espíritu, que sopla en este tiempo en la Iglesia de nuestro Continente. ¿Y qué nos dice el Espíritu? ¿qué nos viene soplando?. La necesidad de renovar (hacer nuevo) nuestro estilo evangelizador. Alcanzar un renovado estilo misionero, pues “la fuerza de este anuncio de vida será fecundo si lo hacemos con el estilo adecuado, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre la Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera” (DA 363). 

El texto de la Carta pastoral busca aclarar sobre el significado de la Misión Continental y como llevarla a nuestras comunidades: “La propuesta de Aparecida es más audaz, va más allá de una misión programática aunque no la excluye. La Misión que propone Aparecida no está limitada en el tiempo, sino pensada de forma tal que después que se inicie continúe, que sea una misión permanente. No se trata de programar una serie de acciones, aunque no lo descarta, sino el comienzo de algo con proyección indeterminada. Por tal motivo fue madurando una acentuación en la necesidad de una “conversión pastoral” y un estilo misionero en toda actividad pastoral ordinaria. Esto no significa que no se hagan gestos misioneros concretos, pero queda claro que la Misión Continental no debe terminarse en ellos. Por lo tanto hablar de Misión Continental es decir al mismo tiempo dos cosas: trabajar en una “conversión pastoral” que lleve a un estado de misión permanente, a partir de la pastoral ordinaria, y realizar misiones organizadas que encarnen y hagan visible este renovado estilo misionero. Esto permite que cada Iglesia particular pueda adecuar su camino misionero vinculándolo con las prioridades pastorales que se vienen trabajando. Así la misión no aparece como punto de partida sin tener en cuenta el camino anterior, sino que viene a potenciar y renovar lo que se está haciendo”. (7-10) 

Esta “Carta pastoral” sobre la Misión Continental viene a animar el camino que estamos realizando en nuestra Diócesis sobre todo en las Asambleas parroquiales, para asumir  “las orientaciones pastorales” del Sínodo Diocesano. Sabemos que no es fácil renovar nuestras estructuras, evaluar como trabajamos desde una “conversión pastoral”, eliminar lo caduco o que paraliza, para que dichas estructuras y agentes de pastoral tengan una mirada misionera, en orden a que todos nos preguntemos si llegamos a todos y a toda la realidad humana, “para que nuestros pueblos en “Él” tengan vida”. 

Durante este octubre misionero encontraremos una oportunidad para asumir “el Don de Aparecida”, y de nuestras “Orientaciones pastorales” del Sínodo, para que nuestra Iglesia Diocesana sea realmente un signo de esperanza en medio de tantas necesidades, sobre todo la necesidad de seguir a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Un saludo cercano y hasta el próximo domingo

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas