I Domingo de Cuaresma , Ciclo C.

Autor: Padre Julio Alonso Ampuero 

Fuente: Libro: Meditaciones bíblicas sobre el Año litúrgico
Con permiso de la Fundacion Gratis Date



¿De qué parte?
Lc 4,1-13

Al inicio de la Cuaresma, este evangelio pone delante de nuestros ojos toda la seriedad de la vida cristiana. «Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino... contra los espíritus del mal que están en las alturas» (Ef 6, 12). Desde el Paraíso (Gén 3), toda la historia humana es una lucha entre el bien y el mal, entre Cristo y Satanás. La Cuaresma nos fuerza a una decisión: ¿De qué parte nos ponemos?
Pero en esta lucha no estamos a la deriva. Cristo ha luchado, para que nosotros luchemos; Cristo ha vencido para que nosotros venzamos. En este sentido, la liturgia de Cuaresma comienza haciéndonos elevar los ojos a Cristo, para seguirle como modelo y para dejarnos influir por el impulso interior de combate victorioso que quiere infundir en nosotros.
También se nos indican las armas para vencer a Satanás. A cada tentación Jesús responde con un texto de la Escritura. En estos días Cuaresmales se nos invita a alimentarnos con más abundancia de la Palabra de Dios, para que esta sea como un escudo que nos haga inmunes a las asechanzas del enemigo. El salmo responsorial nos recuerda la confianza que, ante la prueba, Cristo tiene en el Padre y que nosotros necesitamos para no sucumbir a la tentación: «Me invocará y lo escucharé». Necesitamos vivir la fe (segunda lectura), una fe hecha plegaria –«no nos dejes caer en la tentación»–, que es la que nos libra de la esclavitud del pecado y de Satanás, pues sólo la fe da la victoria (1 Jn 5,4).