III Domingo de Cuaresma , Ciclo C.

Autor: Padre Julio Alonso Ampuero 

Fuente: Libro: Meditaciones bíblicas sobre el Año litúrgico
Con permiso de la Fundacion Gratis Date



Nuestro engaño
Lc 13,1-9

Casi a la mitad de la Cuaresma, Cristo nos recuerda algo sumamente importante: tenemos el peligro de no convertirnos. La parábola de la higuera estéril lo pone de relieve con una fuerza sorprendente. Lo mismo que su amo a la higuera, Dios nos ha cuidado con cariño y con mimo; más aún, en esta Cuaresma está derramando abundantemente su gracia, pero ésta puede estar cayendo en vano, puede estar siendo rechazada. ¿Encontrará Cristo frutos de conversión?
«Déjala todavía este año». La parábola sugiera que este año puede ser el último. De hecho, será el último para mucha gente. No se trata de ponernos tétricos, sino de una posibilidad real. Puede no haber ya más oportunidades de gracia. La conversión es urgente, de ahora mismo. Y retrasarla para otro año, para otra ocasión, es una manera de cerrarse a Cristo, de darle largas... Hay tantas maneras de decir «no»...
«Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera». Llama la atención que precisamente san Lucas, el evangelista de la misericordia y la bondad de Jesús, traiga estas amenazas. Pero si nos fijamos bien, estas advertencias también provienen de la misericordia. Advertirle a uno de un peligro es una forma principal de misericordia. Al enfrentarnos a la conversión, Cristo no sólo nos recuerda los bienes que nos va a traer la conversión, sino que nos abre los ojos ante los males que nos sobrevendrán si no nos convertimos. El amor apasionado que siente por nosotros le lleva a sacarnos de nuevo engaño.