V Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.

Autor: Padre Julio Alonso Ampuero 

Fuente: Libro: Meditaciones bíblicas sobre el Año litúrgico
Con permiso de la Fundacion Gratis Date



Perder pie
Lc, 5, 1-11

La grandeza de Pedro en este pasaje evangélico consiste en no fiarse de sí mismo, de su propio juicio, de su «experiencia». Humanamente hablando, como pescador experimentado, tenía razones de sobra para oponerse a la orden de Jesús: «Nos hemos pasado la noche bregando y no hemos pescado nada». Sin embargo, deja sus conocimientos y su experiencia a un lado para apoyarse en la palabra de Jesús: «Por tu palabra, echaré las redes». Muchas dificultades en nuestra vida de fe provienen de aquí: nos aferramos a nuestras «experiencias», muchas veces mal hechas, en lugar de fiarnos pura y simplemente de la palabra de Cristo.
Es precisamente este salto de fe el que capacita a Pedro para colaborar eficazmente con Cristo. Primero ha tenido que pasar por la experiencia de un fracaso: sus muchos esfuerzos no han conseguido nada. Y desde esa experiencia de su pobreza puede abrirse a recibir una gran redada, una pesca abundante, pero como don, como gracia. Sólo así Jesús puede decirle: «Desde ahora serás pescador de hombres».
Y es que para colaborar con Cristo en su misión y en su tarea no bastan las cualidades humanas. Para ser instrumento de Cristo y de su obra hace falta «perder pie» y caminar en la fe, apoyado en la humildad. Es también esta la experiencia de Pedro –«apártate de mí, Señor, que soy un pecador»–, que va unida al asombro por la grandeza de Cristo y por su capacidad de realizar acciones que sobrepasan infinitamente las posibilidades humanas.