Mc. 10, 28-31:
Premio al seguimiento de Cristo.

Autor: Padre Julio Cesar Gonzalez Carretti OCD

 

 

Lecturas: 

a.- 1Pe.1, 10-16: No habéis visto a Cristo y lo amáis…
b.- Mc. 10, 28-31: Premio al seguimiento de Cristo.
c.- San Juan de la Cruz: “Pon los ojos sólo en el, porque en el te lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en el aún más de lo que pides y deseas. Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte, y si pones en el los ojos, lo hallarás en todo; porque el es toda mi locución y respuesta y es toda mi visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya hablado, respondido, manifestado y revelado, dándoosle por hermano, compañero y maestro, precio y premio” (2S 22,5).

Sigue el apóstol hablando de las garantías que tenemos de la vida futura. Los profetas anunciaron la salvación que ahora se proclama a los cristianos. El mismo Espíritu que animó a los profetas y a Cristo, sigue animando a los predicadores del Evangelio. El Espíritu de Cristo, dice Pedro, es el que les daba conocimiento de lo que estaba por venir, con lo que queda claro la convicción profunda que la revelación de Dios constituye una unidad. La figura y la misión de Cristo no será entonces una novedad respecto a lo vendrá con su aparición histórica, respecto a las otras manifestaciones de Dios que le precedieron. El mismo Espíritu Santo que habló a los profetas, habló en Cristo Jesús y ahora lo hace por medio de los apóstoles.
Fueron los primeros cristianos los que investigaron en las Escrituras el misterio de Cristo hasta dar con esta clave: la salvación fue anunciada y ahora los cristianos gozan de ella. De ahí que Pedro hable de esta esperanza y de ella nacen las exigencias y obligaciones: la obediencia y la santidad (vv. 14-16). La vida del cristiano es vida de obediencia a la fe, apoyarse en la gracia de Dios, con sobriedad de vida. Así como los paganos pasaron de la ignorancia a la fe, también nosotros debemos pasar de la religiosidad a la luz de la fe que nos proporciona el evangelio. También hoy hay paganos que se pueden convertir. La vida santa consistirá en dejar hacer a Dios su obra en nosotros: sólo Él es santo, lo nuestro es participar de esa santidad, viviendo la cercanía con Dios y tomando conciencia de la elección que hizo de cada uno de nosotros desde toda la eternidad (Ef.1, 1-14).
Este pasaje quiere establecer la naturaleza del seguimiento de Cristo. Pedro y los otros lo han dejado todo y lo han seguido; lo primero es verdad lo segundo está por verse, ya a Pedro le interesa la recompensa, lo que indica que su seguimiento ha sido interesado. Esta contraponiendo su conducta con la del rico. La respuesta de Jesús, es clara, quien lo deja todo por ÉL y el evangelio, recibirá la recompensa. Su persona y su mensaje, son la clave con la que tiene que contar el discípulo a la hora de seguir a Cristo.
El ciento por uno, viene a significar la multiplicación de todo lo que se ha dejado: la vivencia de la fraternidad eclesial, proporcionará hermanos y madres espirituales; la hacienda, donde se compartirá todo y se servirá a los pobres. La comunidad será presidida por Dios Padre en el amor, donde todos son hermanos, incluidos los esposos que comparten este seguimiento. Las persecuciones ya las han conocido con el ataque que han vivido por parte de los que no creen en Jesús y los que sirven, los últimos hoy serán los primeros en el Reino de Dios y los que se creen primeros, los fariseos, serán los últimos.
A todos aquellos que piden quieran seguir a Cristo, el místico los invita a poner los ojos en ÉL, escuchar su palabra, teniéndolo como hermano, compañero, maestro, precio y premio nuestro.