San Lucas 7, 19-23:
Anunciad a Juan lo que habéis visto y oíd

Autor: Padre Julio Cesar Gonzalez Carretti OCD

 

 

Lecturas: 

a.- Is. 45, 6-8. 18. 21-25: Cielos, destilad el rocío.
b.- Lc. 7, 19-23: Anunciad a Juan lo que habéis visto y oído

El profeta nos presenta la unicidad de Dios (v. 6), creador de la luz y las tinieblas, de la paz y el dolor y así y todo: “Yo soy Yahvé, el que hago todo esto” (v.7). Este tipo de revelación hizo pensar a muchos, ya que frente al dualismo filosófico que reinaba en esa época, Yahvé se presenta como fuego purificador y principio de todo. Inmediatamente el profeta prorrumpe en una explosión poética, síntesis de la fe y de la esperanza de israelita piadoso. Venga el mesías prometido, que descienda del cielo, como rocío de la mañana. Que venga esa era de paz y justicia, obra de Yahvé, como la creación. Era el deseo del Señor, que venga la lluvia y el rocío que fecunda la tierra; era la esperanza de los desterrados en Ciro, libertador parcial, el verdadero, es el Mesías y salvador Jesús de Nazaret. Muy unido a este grito de esperanza mesiánica está este vaticinio de universalismo salvífico tan real y vivo que verá su cumplimiento en la nueva alianza: “Exponed, aducid vuestras pruebas, deliberad todos juntos: «¿Quién hizo oír esto desde antiguo y lo anunció hace tiempo? ¿No he sido yo Yahvé? No hay otro dios, fuera de mí. Dios justo y salvador, no hay otro fuera de mí. Volveos a mí y seréis salvados confines todos de la tierra, porque yo soy Dios, no existe ningún otro. Yo juro por mi nombre; de mi boca sale palabra verdadera y no será vana: Que ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará diciendo: ¡Sólo en Yahvé hay victoria y fuerza! A él se volverán abochornados todos los que se inflamaban contra él. Por Yahvé triunfará y será gloriosa toda la raza de Israel.” (vv. 21-28).
La pregunta del Bautista, sintetiza de alguna manera su vocación de Precursor. Cuando termina su vida en la cárcel, quiere tener la certeza si Jesús es realmente el Mesías esperado. Por eso su voz se convierte en voz que llama y pregunta: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” (v. 19). Ha oído hablar de ÉL y de sus obras, pero que no responden a la figura ideal que había proclamado como un Mesías justiciero con las imágenes del hacha, el bieldo y el fuego para llamar a la conversión. Jesús, representaba la bondad y la misericordia del Padre, con el anuncio del evangelio y su compasión por los pobres, enfermos, marginados social y religiosamente. Da la impresión que la pregunta de Juan Bautista, era justo que la hiciera, pero también se puede pensar que se sentía defraudado por Él. La respuesta de Jesús va a los hechos, recoge las esperanza de Israel, que aguarda a la salvación definitiva de los hombres (cfr. Is. 35, 5; 61,1) y sólo cuando sea vencido el pecado, el mal, la enfermedad, la muerte, podemos hablar de la irrupción del Mesías entre los hombres. La novedad ha llegado puesto que los pobres reciben la buena noticia, los cojos caminan, los ciegos ven, los muertos resucitan, multiplica el pan, expulsa demonios, etc. Los enviados ven las obras de Jesús, esa la respuesta que deben dar a Juan en la cárcel. En el fondo le está diciendo: el reino de Dios ha llegado y está actuando entre los hombres por medio de Jesús de Nazaret. Puede estar tranquilo el Bautista y nosotros con él: Jesús es el mesías esperado. Pero como su perfil no correspondía a las expectativas mesiánicas de los judíos. Por eso dice: “¡Y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!” (v. 23), el que entiende descubre que Jesús viene a servir y no tiene actitudes triunfalistas o de carácter político. Es el amigo de los pobres y necesitados. La Iglesia evangeliza y trabaja en la liberación del hombre, como hizo Jesús, con un compromiso directo por superar la pobreza, promoción de los derechos humanos. Ahí está presente el reino de Dios y su justicia, que salva al hombre en forma integral, del pecado y de todo cuanto oprime al ser humano. En este Adviento se nos invita a la conversión personal a Dios y al prójimo, ante la inminente venida de Jesucristo, el Señor de la Historia.
Desde su condición de pecadora Teresa comprende el alma humana y por eso alaba la obra que Jesucristo hizo en ella. “¡Oh, qué recia cosa os pido, verdadero Dios mío, que queráis a quien no os quiere, que abráis a quien no os llama, que deis salud a quien gusta de estar enfermo y anda procurando la enfermedad! Vos decís, Señor mío, que venís a buscar los pecadores; éstos, Señor, son los verdaderos pecadores. No miréis nuestra ceguedad, mi Dios, sino a la mucha sangre que derramó vuestro Hijo por nosotros. Resplandezca vuestra misericordia en tan crecida maldad; mirad, Señor, que somos hechura vuestra. Válganos vuestra bondad y misericordia.” (Exclamaciones 8,3).

NB= Comienza la FERIA MAYOR de Navidad del 17 al 24 de diciembre.
Son los días próximos a la Navidad, que se refleja en las antífonas de las vísperas de la Liturgia de las Horas de este tiempo comienzan con “Oh Sabiduría,… Oh Adonai…, Oh renuevo del tronco de Jesé…Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel…Oh Sol que naces de lo alto…Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,… Oh Emmanuel… etc. Tiempo de expectación, adoración, silencio contemplativo porque llega el Salvador a nuestro mundo, a nuestra sociedad, a nuestra vida para renovarla desde lo interior.